El ingenio de un estudio español se cuela en los despachos del mundo

La empresa Permasa recomienda para salir de la crisis la misma receta que para no entrar en ella: ideas y trabajo. Es decir: evitar la tentación de copiar y concentrarse en innovar. La ocurrencia no es suya. Dos míticos de la historia del diseño, Charles Eames y Eero Saarinen, establecieron el Good Design Award, hace ahora 60 años, para premiar la parte más fuerte y a la vez más desprotegida del diseño: las ideas. Son estas las que distinguen a los productos. Las que tejen el filtro entre lo que perdura y lo que cansa. Y este año el sistema de mesas de oficina de Gabriel Teixidó K.System (producido por la española Permasa) se ha hecho con un doble galardón entre los premios que concede el Ateneo de Chicago: el Good Design Award al mejor producto y el mismo premio para el grafismo de su catálogo, que firma José Félix Collazos.

"La clave del futuro es la elegancia más que la flexibilidad", afirma el diseñador

A Gabriel Teixidó (Barcelona, 1947) su padre le advirtió de que no fuera nunca a los barrios altos de su ciudad porque, más allá de la Gran Vía barcelonesa, se podría encontrar con cosas inesperadas que jamás iba a llegar a tener. El diseñador cuenta que le costó entender el mensaje paterno, porque todo lo que siempre le interesó quedaba en la parte baja a la altura de las Ramblas. Por eso tuvo que cumplir décadas para darse cuenta de que lo que su padre le había regalado no era solo cautela, era también tranquilidad. Hoy, y siempre, Teixidó ha sido y es un tipo tranquilo. Ni se mete en líos ni asegura que no podría vivir sin el diseño. Tiene claro que para diseñar es más importante salir a dar un paseo por la mañana y observar a la gente que obsesionarse con las tendencias. Su sistema para oficinas revela ese talante. Y los paseos que da por la calle, más que las horas encerrado en ferias de diseño.

Así, la simplicidad es la clave de las mesas premiadas. Funcionan gracias a un escultural sistema de tensores, en el que un perfil-estructura recorre todo su perímetro y envuelve la superficie de trabajo. Se trata de un gesto que remite a la estética de grúas y puentes y permite soportar mucho peso con patas ligeras. El resultado es un mueble liviano pero sólido, una mesa de trabajo elegante de ancho variable y que puede llegar a 3,80 metros de longitud usando dos puntos de apoyo.

Son los tensores, en forma de K, los que dan nombre al invento ideado por Teixidó. También son ellos los que hacen posible que las mesas se extiendan, casi vuelen, en largas superficies. El sobre transparente permite apreciar la cualidad escultórica del tensor. Pero la opción del blanco resulta limpia y elegante para un espacio de trabajo. Su autor explica por qué: "la clave de futuro, aun más que la flexibilidad, es la elegancia Pasa desapercibido. Y se mantiene en producción durante años". "No es un chiste", asegura, "lo que dura nunca es un chiste. Los chistes cansan".