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Rajoy defiende ante Feijóo que la caja gallega siga "mucho tiempo"

El líder del PP rechaza las exigencias de Salgado y augura futuro a la caja gallega

Antes de nada, un par de cuestiones previas: en la anterior campaña electoral, la de las autodel PP nómicas, el presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, pateó aldeas, pueblos y ciudades poniendo como ejemplo a Alberto Núñez Feijóo. Con él en la Xunta, venía a decir, la recuperación económica comenzaría en Galicia y se vislumbraría por fin una salida a la crisis que luego seguiría toda España. De aquello hace dos años y el Gobierno de Feijóo no solo no ha mejorado los datos económicos de Touriño, sino que Galicia ha sido la comunidad donde más aumentó el paro en 2011, un 20,9% según la Encuesta de Población Activa.

Segundo apunte: el presidente Feijóo ha admitido esta semana que casi no tiene competencias para luchar contra el desempleo.

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En ese contexto, Rajoy volvió ayer a Santiago para lanzar otra precampaña, esta vez ante las municipales que se celebrarán el 22 de mayo. Y visto que los registros económicos de esta Xunta están lejos de ser el camino para el resto de autonomías, el presidente nacional del PP acompañó el discurso de su discípulo: "El grueso de las políticas en materia de empleo y materia económica son del Gobierno de España, desde las autonomías y ayuntamientos se pueden complicar las cosas o ayudar, pero el grueso de la responsabilidad es del Gobierno.

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Sentado ese principio, y sin aclarar si Galicia está ayudando o complicando las cosas al resto del país, Rajoy se mostró "orgulloso de la Xunta, de su presidente y de sus colaboradores" porque "tiene un plan económico y lo lleva a cabo, un gobierno austero que cumple la ley de estabilidad, controla el déficit y se atreve a tomar medidas en materia de medicamentos, construye hospitales y que genera confianza, seguridad y certidumbre".

Y a partir de ahí sirvió una nueva ración de leña a Zapatero y lanzó el anuncio trascendente de la jornada: para alivio de barones como Feijóo y Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid, el PP no apoyará la reforma de las cajas formulada por el Ministerio de Economía. Tras mostrarse en contra de las altas exigencias del 10% de core capital -los fondos de máxima calidad de las entidades de crédito- que la vicepresidenta Elena Salgado ha impuesto a las cajas y harían inviable el futuro de Novacaixagalicia-, incluso de la nacionalización de éstas, el líder de la oposición afirmó: "Galicia tiene una gran entidad financiera y puede tenerla para mucho tiempo, solvente y que dé crédito. Esa apuesta es la que mantenemos".

Explicó que su formación no es partidaria de que haya dos o tres entidades bancarias, porque la falta de competencia impide el acceso al crédito, "lo que más necesita la economía en este momento". Rajoy, que empleó gran parte de su discurso en acentuar las contradicciones y rectificaciones del Gobierno central evitó recordar que cuando se inició el debate sobre el futuro de Caixanova y Caixa Galicia él mismo fue el primero en posicionarse en contra de la fusión de cajas gallegas.

Su diatriba contra el presidente del Gobierno centró el grueso de su intervención, y la del resto de dirigentes que participaron durante el fin de semana en el cónclave. Pero hay algo que casa mal en el discurso de los dirigentes populares: consideran que Zapatero, al que Rajoy no cita nunca por su nombre, es el culpable de todos los males que azotan a Galicia, ya sea el futuro de las cajas, el catálogo de medicamentos, o el decreto del carbón, pasando por las pensiones y la reforma laboral, y sin embargo le reprochan al presidente del Gobierno que no haya visitado esta comunidad durante el Año Santo que ha terminado.

"Indigno del presidente de un país civilizado", lo consideró ayer el líder de la oposición. "Su ausencia empequeñece su figura y engrandece la de esta gran ciudad que es Santiago de Compostela", concluyó, antes de rematar que le hubiera gustado vivir en la ciudad donde estudió durante mucho más tiempo. Esta última confesión, en castellano como el resto de su discurso, le valió otra ristra de aplausos. Lanzados en las encuestas como están el PP y su líder, casi cualquier argumento vale para recibir una ovación en casa.

Rajoy y Feijóo, ayer en la clausura de la convención que el PP celebró en Santiago.
Rajoy y Feijóo, ayer en la clausura de la convención que el PP celebró en Santiago.ÓSCAR CORRAL

El presidente carga contra el Plan E mientras financia otro similar

En la campaña de las municipales donde debutó como líder del PP hace cuatro años, Feijóo hizo parar la carvana popular en Caldas de Reis. Con un fondo de postal, desde la carballeira donde los socialistas celebran su tradicional romería, el presidente del PP gallego prometió entonces que cada municipio con Gobierno popular acometería en este mandato la reforma de una plaza "para humanizar los pueblos".

Como tantas otras promesas que hacen los partidos políticos en vísperas electorales, la oferta cayó en el olvido, hasta que el Gobierno central presentó el Plan E con 15.000 millones de euros para financiar inversiones en los ayuntamientos y dinamizar el consumo a partir de la inversión pública. Corrían los tiempos en que el Gobierno de Zapatero se dejaba guiar por el keynesianismo más puro. Acuciados por la caída de ingresos, alcaldes de todos los partidos tomaron el dinero y se pusieron manos a la obra.

La Federación Galega de Municipios e Provincias agradeció el proyecto y el propio Gobierno del Feijóo copió la fórmula desde la Xunta, si bien optó por un nombre más sofitiscado. El plan que presentó la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas de Agustín Hernández en abril de 2010 se llama HURBE, tiene una dotación de 95 millones de euros y sirve básicamente para lo mismo que el Plan E, para remodelar plazas y acometer pequeñas obras en los municipios. En palabras de Feijóo, serviría para promover "vías accesibles y no aisladas". En cada Consello de la Xunta, el presidente viene anunciando pequeñas partidas para este capítulo, mientras la oposición critica el "uso partidista de estos fondos".

Ayer, el líder del PP gallego arremetió sin miramientos contra Zapatero y su Plan E por "gastar 15.000 millones de euros en aceras y jardines".

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