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El valor de la experiencia

Un grupo de directivos jubilados asesora gratis a emprendedores sin recursos

María Fabra

Están jubilados. Fueron directivos de empresas y se creen eso de "devolver a la sociedad parte de lo que la sociedad me ha dado a mí", lo que les aproxima más a la idea de estar jubilados que a la de serlo. Pensaron que, pese a haber acabado su actividad en el mercado laboral, seguían siendo útiles. Y lo son, en lo suyo, en aquello a lo que destinaron 30 o 40 años de su vida. Son seniors, ejecutivos que, de forma voluntaria y altruista, ofrecen su experiencia y conocimientos en gestión empresarial para asesorar a colectivos y personas que no pueden acceder a una asesoría comercial. Las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) también forman parte de su "clientela".

Como la mayoría de jubilados, probaron a ocupar todo su tiempo libre en aquello a lo que no habían podido destinar horas y horas durante su vida laboral. "Pero, en mi caso, a los cuatro meses, pensé que necesitaba más actividad, que tenía capacidad para hacer más cosas", relata Daniel Escrig, uno de los fundadores del grupo de Seniors Españoles para la Cooperación Técnica (Secot) de Castellón. "Te sientes con el compromiso de hacer algo", añade.

"También nos toca hacer de psicólogos y, desde la experiencia y al margen de la viabilidad de los proyectos que traen, hacerle ver a la gente si su personalidad es acorde con la iniciativa que pretenden abordar", precisa el exgerente Manuel Robles, quien mantiene la misma vitalidad que, a buen seguro, desplegaba en su antigua empresa.

"Pon tu experiencia a trabajar", dice uno de los carteles que decoran su diáfano despacho, ubicado en el Espaitec de la Universitat Jaume I de Castellón. "La experiencia, el mejor camino para alcanzar el éxito", advierte otro, dirigido a los "asesorandos". "Completa tu idea con experiencia", clama un tercero. Así, no sólo en la Jaume I, sino también en la Cámara de Comercio, reciben a decenas de jóvenes, y no tanto, con ideas, proyectos, iniciativas que precisan del asesoramiento.Desde fruterías a proyectos en Internet y pequeñas empresas de exportación. La variedad de los proyectos que han llegado a las manos de la Asociación de Seniors Españoles para la Cooperación Técnica (Secot) de Castellón es casi tan variada como múltiples han sido las solicitudes de asesoramiento que ofrecen a quienes no tienen recursos para acudir a un profesional en activo. En cualquier caso, la mayoría de ellas está relacionada con el comercio. También hay similitudes en el perfil de quienes requieren de la experiencia de estos directivos jubilados: son menores de 45 años, generalmente en el paro y con la idea de crear una empresa, sobre todo, por necesidad.

Sus previsiones para 2010, el primer año en el que funcionaron como oficina dependiente de la delegación Secot de Valencia, eran las de alcanzar poco más de una treintena de expedientes. Sin embargo, la situación económica y, sobre todo, su dedicación, les han llevado a superar el centenar de consultas, de las que más 80 se convirtieron, finalmente, en iniciativas desarrolladas.

Entre los sectores de actividad de los proyectos asesorados destaca el comercio minorista con un 25 % y el sector de hostelería, con un 15 %, aunque también son frecuentes las iniciativas de establecimientos para comidas preparadas o catering, las academias, los servicios personales y los servicios a empresas.

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Pero ahora el problema es otro y es que el grupo no cuenta con los suficientes socios como para atender a toda la demanda, ya que han comenzado a requerirles de algunos municipios de la provincia, para que se desplacen y realicen también labores de asesoramiento a los emprendedores que no están en la capital de La Plana. "Es verdad que para poder realizar bien nuestra labor, necesitamos que los "senior" tengan conocimientos de gestión y cierta capacidad didáctica para poder transmitirlos, aunque aquí les ofrecemos herramientas estructuradas para que aprendan a transmitir", señala Daniel Escrig, uno de los fundadores del grupo. En cualquier caso, la idea de Escrig es que, al margen de que haya jubilados que prefieran disponer de todo su tiempo para sus aficiones, "hay miedo". Y explica cómo se han topado con profesionales que han sido mucho en lo suyo, en sus empresas pero se creen incapaces de transferir su experiencia y conocimientos a otros. "Y yo les animaría porque realmente engancha", asegura este senior, "porque ves que la gente es buena, que tiene ganas y mucho despiste. Y cómo les vamos a dejar que fracasen invirtiendo los 20.000 euros que tienen ahorrados en una cosa que sabes que no va a funcionar", se cuestiona.

De momento, la oficina funciona con químicos y abogados. "Nos harían falta profesionales procedentes de la banca, del asesoramiento fiscal y contable", afirma, "porque ellos son quien más conocen los entresijos de la concesión de créditos".

Pese a que su labor es totalmente altruista, los miembros de Secot quieren dejar claro que ellos no tratan de quitar clientes a nadie. De hecho, cuando perciben que quienes le reclaman disponen de medios, los desvían a asesorías o despachos. Es lo mismo que hacen cuando las empresas ya están en marcha, a cuyos directivos "exigen" que, como uno más de los gastos anuales, incluyan una partida para ese asesoramiento realizado por profesionales en activo.

Daniel Escrig, de pie, junto a Manuel Robles (derecha), atendiendo a dos <i>clientes</i>.
Daniel Escrig, de pie, junto a Manuel Robles (derecha), atendiendo a dos clientes.ÀNGEL SÁNCHEZ

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