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Tentaciones
Reportaje:EN PORTADA

El espectáculo más 'gore' del mundo

Se apagan las luces. Una mujer negra y un hombre obeso despiertan frente a frente anclados a una silla. Una voz les da instrucciones. Solo vivirá uno: el que ponga más restos de su propio cuerpo sobre una balanza en unos pocos minutos. Ella acaba por cortarse un brazo con un cuchillo, él se extirpa parte del estómago. Esta secuencia de automutilación le valió a Saw VI la clasificación X en España. La cinta, distribuida por Disney, vio cómo se frenaba su salida en salas comerciales a pocos días del estreno en octubre de 2009. Un año después pudo ser estrenada por otra distribuidora, DeAPlaneta, la misma que trajo la franquicia Saw a nuestro país, con dos minutos de montaje —ironías de la vida— mutilados. Apenas bastó con cortar unos cuantos planos de esa secuencia inicial y de otra en la que un hombre es aplastado por dos planchas metálicas.

"De alguna manera, 'Saw' se convirtió en una maldición en mi carrera" (James Wan, creador)
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Se apagan de nuevo las luces. Dos chicos despiertan tras un escaparate de una calle comercial amarrados a sendas sierras industriales. La chica que les ha engañado a ambos pende sobre una tercera sierra entre los dos. El juego, contemplado por los transeúntes que pasaban por allí, no termina hasta que los intestinos de uno de ellos salten sobre las butacas. Así comienza Saw VII, la primera cinta de la franquicia en 3D.

¿Qué es lo que hace que esta tenga una calificación de "no recomendada para menores de 18 años" y su antecesora no? En España depende de la valoración independiente de una comisión de calificación de películas. "Son cinco hombres y cinco mujeres, entre los que se encuentran padres de familia, asociaciones de consumidores, pedagogos, representantes de la protección del menor...", cuenta Celia Iglesias, responsable de comunicación del Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA). "Emiten su puntuación basándose en unos criterios establecidos por ley y recogidos en el BOE. A partir de su valoración, es el director general del ICAA quien firma la resolución. En el caso de Saw VI, fue calificada X por sus altas dosis de violencia". La comisión varía cada dos años. Es decir, la que ha valorado la que se estrena ahora es diferente a la que frenó la distribución en multisalas de la anterior.

Patrick Melton, guionista responsable de Saw desde su cuarta parte, confiesa que la incursión tridimensional de la franquicia "tuvimos que revisarla un montón de veces para estrenarla en EE UU con una R [menores de 17 años acompañados de un adulto o tutor], porque era demasiado violenta, supongo. Mientras que Saw VI la revisamos tan solo un par de veces para cortar cositas aquí y allá y que no nos dieran la calificación NC-17 [prohibida a menores de 17 años]. Si te quitan a ese público natural del cine de terror, el adolescente, estás jodido". Gracias a ese pulso con la Motion Picture Association of America (MPAA), Saw se ha convertido en la serie de terror más taquillera de la historia, con 615 millones de dólares recaudados en todo el mundo hasta la fecha.

Cuando James Wan, cocreador de Saw junto al guionista Leigh Whannell, presentó en 2004 en Sundance la cinta que originó todo, tuvo que enfrentarse a los responsables del festival, que le sugirieron que rebajara su tono. Seis años después permanece como productor ejecutivo de la serie, pero está empeñado en demostrar al mundo que es capaz de realizar otro tipo de cine. Acudió a la última edición de Sitges para presentar Insidious, una descafeinada relectura del género de casas encantadas más cerca del tren de la bruja que del gore que le trajo la fama. "Yo mismo me autoimpuse rebajar el tono. Quería probar que puedo abordar el horror sin mostrar ni una gota de sangre. De alguna manera, Saw se había convertido en una maldición, propició unos prejuicios sobre mi cine a los que me he tenido que enfrentar después", dice. "Generó todo un estilo nuevo sobre asesinos en serie.

Los que lo siguen exigen que se siga subiendo el tono, y los que lo desprecian, aunque no hayan visto ni siquiera la primera parte, desestiman ver películas estúpidas y violentas. Curiosamente, yo concebí Saw como un thriller psicológico. No me sorprende que se haya tenido que enfrentar a determinada censura después, porque las secuelas son superviolentas".

Una vez pasado el impacto inicial, la controversia se convierte en el mejor anzuelo para seguir enganchando al público. Melton asegura que la intención es que esta sea la última entrega: "Cuando buscas escandalizar una y otra vez, llega un momento en que la cosa se puede volver ridícula e idiota. Y más en una franquicia. Mira Pesadilla en Elm Street. Comenzó dando miedo y acabó convertido en una comedia con Freddie autoparodiándose cada vez más".

Sin embargo, considera que existe una audiencia nicho que respaldará sistemáticamente cualquier propuesta que juegue a romper los límites en el cine comercial. "Cada año hay una o dos películas lo suficientemente escandalosas como para que los fans del terror se sientan obligados a compartirlas y generar un culto en Internet. Verlas te convierte en parte del club exclusivo que ha soportado su visionado. Los casos más recientes son The human centipede y A serbian film".

Srdjan Spasojevic, director de A serbian film, exhibió su polémica cinta en Sitges, pero vio cómo un juez prohibía su pase en la Semana de Terror de San Sebastián. "Uno de los motivos de que haya hecho esta película", explica, "es desafiar las reglas de la distribución. Vivimos en un mundo esquizofrénico en donde las normas que sirven para unos no valen para otros. Las leyes y preceptos morales varían en apenas unos kilómetros de distancia sobre el mapa". Más allá de valoraciones sobre la calidad del producto, James Wan reflexiona sobre los límites de la comercialidad. "Ya resulta costoso encontrar distribución masiva cuando haces algo particularmente molesto. Pero si una peli tuya trata sobre gente a la que le cosen la boca al culo de otro [por The human centipede], ¿cómo vas a aspirar a enseñarla en una multisala?".

Saw VII 3D se estrena el 16 de febrero.

<b>A estas alturas, las películas de <i>Saw</i> nos han enseñado dos cosas: que en cualquier momento puede aparecer alguien dispuesto a hacernos pagar por nuestras culpas y que ser un asesino en serie empeñado en utilizar tanto invento para matar resulta carísimo. Su guionista, Patrick Melton, añade una última lección: "Que todo sufrimiento tiene un final. Y el de <i>Saw</i> puede que haya terminado". ¿Será esta, de verdad, la entrega definitiva de la serie?</b>
A estas alturas, las películas de Saw nos han enseñado dos cosas: que en cualquier momento puede aparecer alguien dispuesto a hacernos pagar por nuestras culpas y que ser un asesino en serie empeñado en utilizar tanto invento para matar resulta carísimo. Su guionista, Patrick Melton, añade una última lección: "Que todo sufrimiento tiene un final. Y el de Saw puede que haya terminado". ¿Será esta, de verdad, la entrega definitiva de la serie?
<b>Un ciempiés humano fabricado por un profesor chiflado, es el argumento de la película <i>The human centipede</i></b>
Un ciempiés humano fabricado por un profesor chiflado, es el argumento de la película The human centipede
<b>En <i>A serbian film</i> un actor porno recibe dinero para participar en la obra definitiva</b>
En A serbian film un actor porno recibe dinero para participar en la obra definitiva

En el límite del bien y del mal

Sus creadores las defienden como obras de arte, otros las rechazan por trascender los márgenes de lo soportable. Desde el cine premeditadamente gore (Holocausto caníbal) hasta el más concienzudamente artie (Saló o los 120 días de Sodoma), la historia nos ha deparado películas controvertidas y censuradas. Así es como recordaremos cuatro casos recientes.

'THE HUMAN CENTIPEDE'. El argumento es de un simple que desarma: un profesor chiflado recopila piezas para su gran obra, un ciempiés humano. Su director, el holandés Tom Six, consultó con un doctor real si la operación era factible. Le dijo que sí, pero le pareció tan depravado que se negó a que incluyera su nombre en los créditos. Tras su paso por festivales, tuvo que editarse directamente en DVD. Ahora está filmando la segunda parte, con 12 víctimas cosidas, que hace que la primera parezca, en sus palabras, "Mi pequeño Pony".

'A SERBIAN FILM'. Un actor porno retirado recibe un cheque en blanco por participar en la obra definitiva, que incluye degeneraciones como la violación de un bebé recién parido. La cinta ha podido exhibirse en Inglaterra tras cercenar cinco minutos. Según su director, Srdjan Spasojevic, "es una metáfora de nuestra vida cotidiana, en la que somos explotados por otros que manejan nuestro destino desde que nacemos hasta que morimos. Todo en nombre de alimentar a nuestra familia. Esta es una carta contra el fascismo de la corrección política".

'L. A. ZOMBIE'. Bruce LaBruce se las apaña para seguir escandalizando con esta combinación de sexo gay explícito y muertos vivientes con metáfora postsida incluida (el protagonista, el actor porno François Sagat, zombifica a quien tiene sexo con él). El director del festival de Melbourne se enfrenta a una multa o juicio por exhibirla el pasado verano a pesar de haber recibido una prohibición expresa de las autoridades. Aquí la vimos en Sitges. Solo se ha estrenado comercialmente en Alemania, aunque el DVD se puede comprar en brucelabruce.com.

REMY COUTURE. El maquillador de efectos especiales canadiense Rémy Couture será juzgado en octubre por difundir a través de su web (www.innerdepravity.com) sus propios cortos gore. Se le acusa de corrupción moral y distribuir material obsceno. Él, que afrontó la vista previa acompañado de amigos maquillados de zombi, reclama que todo lo que filma es fingido. "Si en Canadá se ha exhibido una cinta como Aftermath [de Nacho Cerdà], media hora de un hombre violando un cuerpo, no sé por qué lo mío es ilegal".

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