"La obra es un bálsamo maravilloso, una sesión de risoterapia"

Son muchos los aficionados al cine y al teatro que se preguntan qué fue y qué es de Ruth Gabriel, una solvente actriz que a los 18 años obtuvo un Goya por su impresionante y bien resuelto papel en la difícil y valiente película Días contados, de Imanol Uribe.

Se especuló con su retirada del oficio, cuando fueron dos embarazos casi seguidos los que la dejaron un tiempo al margen de la interpretación. Pero también ella misma menciona que no ha vuelto a tener una oportunidad tan importante como aquella, con una gran repercusión mediática. "He tenido altibajos en mi carrera y nunca me ha llegado un proyecto como aquel. Fue de una gran envergadura, pero no creo en el malditismo de los premios. Me gustó mucho aquel Goya y cada vez estoy más orgullosa de haber formado parte de aquel proyecto", dice la actriz, que deja claro que su currículo no es kilométrico, pero tampoco escueto.

"En el escenario se está más en pelotas, los espectadores te oyen respirar"

"He hecho muchos trabajos que nunca llegan a España", dice la actriz. Se refiere a sus actuaciones en la serie Nostromo, con Claudia Cardinale, Albert Finey y Collin Firth entre otros, realizada con varias televisiones europeas, y otras interpretaciones para las que es reclamada, entre otras cosas, porque habla varios idiomas perfectamente, fruto de su formación (no solo actoral) en Estados Unidos e Italia.

En los últimos años y tras ser una de las hijas de Bernarda Alba que protagonizó Margarita Lozano, ha intervenido en El Comisario como subinspectora gitana, en los montajes En el nombre de Alá y Voces contra el poder, de Ariel Dorffman, con dirección de María José Goyanes y Martin Sheen en el reparto. Ha participado en las películas El discípulo, de Emilio Ruiz Barrachina y Mapas, de Miguel Ángel Buttini y ahora en la serie Bandolera de Antena 3.

A partir de hoy en el Teatro Arenal en la obra Good sex, good day! (Lo que ellos ignoran de ellas), de la escritora, guionista y, en esta ocasión, también directora Yolanda García Serrano, solvente dramaturga y guionista de cine.

Se trata de una obra coral, en la que se aborda la relación de las mujeres con el sexo. "Hay que venir a ver esta obra porque es un bálsamo maravilloso, una auténtica sesión de risoterapia y un buen lote: te relaja, destensa y luego tienes un buen tema de conversación con los amigos".

Actriz de segunda generación, Ruth Gabriel (son sus dos auténticos nombres de pila) Sánchez Bueno, es hija del actor Ismael Abellán, recientemente desaparecido, y la poetisa Ana Rosetti. "En mi casa cada uno se llama como quiere", señala. De su padre ha heredado el prurito de defender el trabajo que hace en cada momento: "Siempre estuve orgullosa de ver a mi padre hacer el tipo de trabajo que fuera y cómo lo sacaba a flote; me ha enseñado a entender que este oficio es una carrera de fondo, mi objetivo no era ganar el Goya con 18 años, es poder trabajar hasta que tenga toda la edad del mundo. Vi El estanque dorado con seis años y me dije que quería ser como Katharine Hepburn, llegar a esa edad y seguir transmitiendo luz, eso es lo que quiero", sostiene Gabriel, que empezó a los cinco años participando en populares programas televisivos como La cometa blanca y Barrio Sésamo.

Esta mujer, que se define rebelde, tiene claro que para hacer teatro tiene que gustar el proyecto: "De lo contrario no puedes salir a defenderlo, en el escenario es donde se está más en pelotas, los espectadores te oyen respirar, y tú les oyes respirar a ellos".

Ahí no queda todo. También escribe poesía, colabora con la Plataforma de Mujeres Contra la violencia de Género, ocasionalmente imparte talleres de métrica y rima y de prosodia y ahora se ha asociado con su madre y la diputada Olga López para organizar el primer crucero espiritual, desde Valencia a las islas griegas, con terapias alternativas, constelaciones familiares, meditaciones de varios tipos, tai chi, "para abordar un viaje hacia Itaca, hacia el interior, donde lo que importa es el proceso, no el destino".

Ruth Gabriel. Good sex, good day!. Teatro Arenal. Hasta el 13 de febrero. 18 euros.