Gasol, punto y aparte
Los analistas recuerdan 10 años después la eclosión del pívot de los Lakers, entonces en el Barça, y sopesan las posibilidades de los jugadores jóvenes más prometedores
Agustí Gasol lo recuerda como si hubiera sido ayer mismo pese a que ya han transcurrido 10 años. Los padres de Pau no estuvieron el 18 de marzo de 2001 en la final de la Copa del Rey que le coronó en Málaga. "Nos hacía mucha ilusión que compitiera, pero otro de nuestros hijos, Marc, también jugaba ese día y a la misma hora un partido de cadetes entre el Barcelona y el Joventut en el Picadero y nosotros estuvimos allí", explica Agustí.
Fue en la grada del vetusto pabellón anexo al Camp Nou donde el padre de un compañero de Marc les informó de la antológica exhibición de Pau ante el Madrid. "Hasta el final no supimos muy bien qué había sucedido. Llamé a mi padre, que lo había visto por televisión, y estaba muy emocionado", cuenta Agustí; "aquella mañana había hablado por teléfono con Pau y me había comentado que estaba muy tranquilo, cerca del mar, muy concentrado ante la final. Yo sabía que podía hacerlo muy bien y aportar mucho al equipo, pero, sinceramente, no tanto".
Sus padres no vieron el festival de Pau. Fueron a un duelo de cadetes de Marc
El recital concluyó con 25 puntos, seis rebotes, tres asistencias, tres robos del balón y la victoria del Barça por 80-77. Aquel duelo supuso la eclosión del mejor jugador en la historia del baloncesto español. Tenía 20 años.
El éxito de Pau no hizo sino reforzar el de la Copa. "En Málaga se comprobó que estábamos ante un crack", explica Antonio Maceiras, el entonces director general del Barcelona y que recientemente ostentó el mismo cargo en el Madrid; "el descubrimiento ya se había producido un año antes en otro partido de la Copa, en Vitoria, también ante el Madrid. Creo que el Barça llegó a ir perdiendo por 16 puntos y acabó remontando con una gran contribución de Pau, aunque en las semifinales nos eliminó el Pamesa y apenas jugó hasta que en la temporada siguiente tuvimos que prescindir de Seikaly".
Según Maceiras, buscar un paralelismo entre la eclosión de Pau y lo que pueda suceder ahora es un error: "Era un jugador de otra dimensión. Mirotic tiene una calidad importante y está llamado a ser un gran baloncestista. Pero, por ejemplo, Claver me parece que es uno de los mayores talentos en Europa y, con Pesic, no solo se luce a ráfagas, sino que está consiguiendo que su juego se estabilice. Tiene un techo más alto que Mirotic".
Sergio Scariolo también se refiere a Pau como un punto y aparte. "Era un jugador que pasó de no estar ni siquiera entre los 10 inscritos por su equipo a convertirse en el más importante en poquísimos meses. Es imposible cualquier paralelismo. Nadie que esté en su sano juicio puede pensar, por ejemplo, que Mirotic esté obligado a ser el más valioso [MVP]. Todos esperan que los partidos del Madrid los ganen Llull, Tucker, Prigioni..., todos jugadores con experiencia".
En 2001, el actual seleccionador español era precisamente el entrenador del Madrid: "Aquel fue el primer partido decisivo en el que Gasol jugó de manera tan determinante. Todos teníamos ya claro que iba a ser muy bueno, pero no tanto".
El italiano subraya que los jóvenes cuentan con una ventaja: "Pueden jugar con el gusto de hacer algo grande sin que nadie lo espere necesariamente de ellos. Lo normal es que luego sufran un ligero retroceso porque las expectativas pesan más. Y, al final, suelen acostumbrarse a sobrellevarlas". En esta situación observa a varios que ya han estado en la selección, como Ricky Rubio, Claver o Suárez: "Casi todos poseen un peso específico en sus equipos y tienen ya sus pequeñas cicatrices, que les han ayudado a hacerse mejores y estar más capacitados. Por sus méritos, se exigen y permiten que se les exija un rendimiento del máximo nivel".
Kevin Wilson es el ojeador internacional de los Knicks de Nueva York , uno de los 15 o 20 que suelen acudir a la Copa para escrutar en directo lo que dan de sí los mejores equipos y jugadores de la ACB: "Nuestra opinión sobre ellos no va a variar por lo que hagan en este torneo. Solo sirve como una indicación más, como una página más en un informe que dura años porque lo normal es que se les siga desde que tienen 15".
Wilson, que cuando era ojeador de Utah Jazz ya quiso llevarse a Gasol, que tenía entonces 18 años, al draft de la NBA, avisa: "La Copa es una prueba más. Si buscas un jugador europeo por lo que haga en una competición puntualmente, te vas a llevar un chasco. Porque evaluar y juzgar a alguien supone un proceso largo, especialmente en Europa. Un chaval, en Estados Unidos, es capaz de saltar del instituto a la NBA. En Europa, sin embargo, eso es muy difícil. Es algo que deberían saber los muchachos de aquí y sus agentes. La lista de equivocaciones es larga y la de aciertos corta".
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