El parque central se puede pisar

El Parque Central de Valencia ya se puede pisar. Un gigantesco plano, de cuatro por cuatro metros, situado en el suelo y pisable, en el Palau de Cervelló, reproduce el diseño con el que la paisajista norteamericana Kathryn Gustafson ganó el concurso internacional para diseñar esta céntrica zona de la capital. Desde ayer, el público puede satisfacer su curiosidad y recrearse en los cinco proyectos finalistas que se presentaron para diseñar este gran pulmón verde.

"Yo vivo en [la avenida de] Peris y Valero y necesito saber qué podré ver desde mi ventana", comentaba Amparo, de 67 años, que, con cierta sorna, recordó las veces que ha puesto en duda desde que se casó en 1971 si vería este proyecto hecho realidad. No fue la única vecina del entorno del parque que se acercó al Palau de Cervelló, a pocos metros del centro cultural de Bancaixa, para conocer, sobre todo, el proyecto que acabará haciéndose. "Echamos de menos más definición, direcciones de calles", coincidió a pocos metros otro residente de la zona. La exposición, que tiene como comisario al arquitecto José María Lozano, estaba todavía ayer en paños menores. Faltaba material impreso sobre las diferentes maquetas y un plan que contextualizase todo, pero en unas horas lo colocarán.

Desde ayer, el público puede ver los cinco proyectos finalistas

La exposición tendrá sus puertas abiertas hasta finales de febrero

"Hola, soy Aída", dijo un una arquitecta que ayer hizo las veces de guía para los visitantes que quisieron seguirla. La idea es que estudiantes de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Valencia expliquen al público los pormenores de cada proyecto, curiosidades y resuelvan dudas. La improvisada guía invitó a los presentes a pisar el plano de Gustafson: "No pasa nada, está hecho para situarse sobre él y hacerse una idea". Poco a poco, la joven recordó el origen del parque, que no se completará hasta que las vías del ferrocarril se soterren, y repasó muy por encima y con algunos nervios los rasgos principales de cada uno de los cinco proyectos.

Del parque rubricado por el equipo que lidera Gustafson destacó su facilitad para acometerse por fases y la relación que las diferentes plazas previstas en el diseño definitivo tendrán con los vecinos. Del auditorio al aire libre -una enorme pradera que solo se verá en la última fase-, Aída comentó que aprovecha un talud natural, por lo que será el punto más alto del parque.

Del diseño del equipo de arquitectos encabezado por Richard Rogers destacó la fuerte presencia del agua, inspirada en la amplia red de acequias de la huerta. Del proyecto defendido por el español Alejandro Zaera sobresalía su original propuesta de tantos usos como días tiene el año. "365 maneras de vivir el parque", rezaba el gigantesco plano expuesto. "Plantea usos muy utópicos", dijo la guía. En el espacio pensado por Zaera caben sesiones al aire libre de cine durante la celebración de la Mostra de Valencia.

De la maqueta del paisajista holandés Adrian Greuze destaca la pradera de los recitales -un concepto similar al de Gustafson- y un elemento singular inspirado en el rat penat. De Zaha Hadid, la arquitecta destacó la plasticidad de sus dibujos.

"Me parece bonito", opinó otra de las vecinas de la maqueta de Gustafson, más preocupada de ubicar en el plano su lugar de residencia. El hambre por saber era generalizada entre los residentes de los barrios que circundan el que será segundo pulmón verde de la ciudad.

El momento álgido, al menos durante las primeras horas de la apertura al público de la exposición, se produjo en torno a las 10 de la mañana, en que se juntaron en el Palau de Cervelló un centenar de personas, muchas de ellas estudiantes de Arquitectura, unos entusiasmados por diseccionar los planos de arquitectos y paisajistas de renombre internacional y otros más críticos porque echaban de menos que se hubiera optado para el diseño del parque por profesionales valencianos.

Ayuntamiento de Valencia y la Sociedad Valencia Parque Central han abierto esta muestra sin que en un principio estuviera previsto. Una de las personas que atendían ayer en nombre de la sociedad comentó a mediodía anécdotas curiosas. "Hay de todo. Gente que me pregunta por cuestiones urbanísticas. Yo me tomo su correo electrónico y trataremos de contestarle", comentó.

Y más que preguntas se sucedieron los comentarios. "Están viniendo muchos vecinos", insistió la guía. "Una chica se ha acercado y me ha confesado que cuando se compró su casa en la zona, hace 30 años, ya lo hizo con la expectativa de que habría un gran parque", agregó.