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Reportaje:PUBLICIDAD

Una Superbowl de récord

El gran espectáculo deportivo de EE UU une a 111 millones de personas - Su publicidad se aleja del clima de crisis

La final de la liga de fútbol americano (Superbowl) es la gran fiesta del deporte en Estados Unidos, un espectáculo capaz de concentrar durante cinco horas a una audiencia millonaria. Este año, la Fox tuvo una audiencia de 111 millones de seguidores, supera así el récord de 106,5 millones de la final de 2010, que emitió la CBS. Es, por tanto, el programa más visto en la historia de la televisión en EE UU. La cuota fue del 47,9%, un 3% más que en la edición pasada.

El choque entre los Steelers y los Packers, animado en el intermedio por la actuación de los Black Eyed Peas y al final por el patinazo de Christina Aguilera al confundir la letra del himno de EE UU, permitirá a la Fox anotarse otro excelente índice de audiencia. Y con estos índices tan masivos, no es de extrañar que la competición trascienda del terreno de juego a la arena de la publicidad, donde los anunciantes exprimen al máximo su creatividad para sacar provecho a los 100.000 dólares (73.560 euros) que se pagan por cada segundo en antena.

Cada segundo en antena cuesta a los anunciantes más de 100.000 dólares

La cantidad de dinero que se mueve alrededor de la Superbowl puede ser un buen indicador de que en el sector de la publicidad lo peor de la crisis ya ha quedado atrás. Los anuncios de automóviles dominaron los intermedios durante la emisión de la Superbowl y donde se ven las diferentes estrategias que siguen las marcas para ganarse al público.

Volkswagen apostó por un anuncio muy sencillo, protagonizado por un niño disfrazado de Darth Vader, el siniestro personaje de La guerra de las galaxias, que descubre los poderes del lado oscuro frente a un Passat. Tres millones de dólares (2,2 millones de euros) por 30 segundos.

Chrysler, por su parte, recurrió al popular rapero Eminem para mostrar a la audiencia el duro trago por el que pasó la marca y hablar de un futuro mejor, con un patriótico mensaje al final: "importado de Detroit". Y es que la Superbowl es la gran oportunidad que tienen las grandes empresas para colar mensajes que sean buenos y también rentables.

La surcoreana Kia decidió convencer al consumidor de que su dinero estará mejor invertido en su coche; y es otro ejemplo que revela que las marcas no escatimaron en presupuesto y producción. Lo mismo que General Motors, tras dos años de ausencia como anunciante en el evento, y Coca-Cola, con una animación de 60 segundos titulada Siege.

Y entre la sencillez de algunos anuncios y la profusión de efectos especiales de otros hay una tercera vía: la provocación. Es la táctica del portal de descuento Groupon, con una publicidad que hizo una referencia políticamente incorrecta a los problemas en Tíbet. Sigue los pasos dados por GoDaddy, otra puntocom, que desde hace un par de años rompe moldes con anuncios controvertidos que le permiten diferenciarse de otros más tradicionales.

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