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Reportaje:

Pensiones que no pueden ir a peor

El subsidio medio de los jubilados gallegos no caerá con la reforma, según expertos

Pablo Linde

Tan bajas son ya las pensiones en Galicia que la reforma no podrá empeorarlas mucho. El diferencial con el resto de España -la comunidad, con 667,98 euros mensuales de media, es la última del país- no aumentará, según la opinión generalizada de economistas y sindicalistas consultados. La clave son las pensiones mínimas, que cobran un tercio de los jubilados gallegos. Y estas ya no pueden bajar más.

Pero si suben será a pesar de la reforma, no gracias a ella. Porque el cambio normativo hará que haya que trabajar más años y que muchos cotizantes vayan a recibir menos de lo que le correspondería con el sistema vigente. Especialmente sensibles en Galicia son los sectores del campo y el mar, con peculiaridades, tanto por su dureza como por la forma en la que tradicionalmente han pagado sus cuotas a la Seguridad Social estos trabajadores.

UGT y CC OO de Galicia defienden el pacto como única forma de mantener el sistema. Y lo ven especialmente favorable para la comunidad, ya que al mantenerse la caja única en toda España, el sistema gallego puede seguir siendo deficitario, como hasta ahora, sin llegar a la bancarrota, nutriéndose del superávit general. No es de extrañar esta postura. Sus centrales de Madrid firmaron el pacto que reformará las pensiones y hará necesario trabajar hasta los 67 años a no ser que se haya cotizado 38,5 años, en cuyo caso será posible hacerlo a los 65, como hasta ahora.

La CIG, que convocó una huelga contra la reforma, se sigue mostrando muy crítica a pesar de las matizaciones que arrancaron al Gobierno los otros dos sindicatos. Más allá de los perjuicios que sufrirán todos los españoles, Antolín Alcántara, secretario de negociación colectiva del sindicato, enumera algunas razones por las que cree que el cambio será especialmente dañino en Galicia: "Aquí la temporalidad es tres puntos mayor a la del resto del Estado. En algunos sectores llega al 50%. Eso repercutirá en que muchos se tendrán que jubilar con 67 años porque no habrán cotizado suficiente a los 65. Además, la incorporación de gente joven con contratos temporales y parciales es más tardía, por lo que van a estar penalizados". Otras afectadas, en su opinión, serán las mujeres, quienes aglutinan más contratos a tiempo parcial. Aunque habrá correcciones en la nueva norma, "no van a ser suficientes para que se puedan jubilar a los 65".

Xavier Vence, catedrático de Economía aplicada de la Universidade de Santiago, no cree que Galicia se vea especialmente perjudicada. Lo único que en su opinión puede incidir más en la comunidad es que, al estar más envejecida, el hecho de que haya gente que se jubile más tarde va a repercutir en los jóvenes, que "pueden ver retrasada su entrada al mercado laboral en un país donde se crea poco empleo".

Algo parecido dice Patricio Sánchez, de la Universidade de Vigo, quien cree que el principal problema de Galicia es el demográfico, que en la comunidad solo se puede paliar gracias a la caja única: "Si hubiera cualquier atisbo de regionalización sería una catástrofe para Galicia".

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De los economistas consultados, el más escéptico con la necesidad del cambio del sistema de pensiones es Xaquín Álvarez Corbacho, catedrático de Economía Aplicada de la Universidade de A Coruña: "Es una visión parcial e interesada solo considerar que hay mayor envejecimiento, mayor esperanza de vida y menor natalidad, por lo que el número de activos que van a financiar pensión va a ser menor. Ese es el planteamiento que siempre se usa y se arma un discurso para meter miedo, para que la gente haga planes de pensiones privadas". Más allá de eso, cree que aunque toda España sale perjudicada por la norma, en Galicia puede que la situación incluso mejore.

Álvarez Corbacho justifica la diferencia de 80 euros de media mensual de las pensiones de la comunidad con respecto a las del resto de España porque "los pensionistas de ahora son los que no cotizaron cuando había más miseria". "Tampoco había muchos asalariados y era todo una economía familiar y a lo mejor cotizaron algunos miembros y mal. Quienes trabajan ahora en el campo cotizan más. No habrá más diferencial, quizás menos", sentencia.

Esa hipótesis entronca con la de CC OO y UGT, aunque a la reforma le faltan por concretar flecos y es tan reciente que todavía no han hecho cuentas exactas. Adela Poisa secretaria de Política Social de Comisiones, explica que 287.000 pensionistas gallegos no cotizaron lo suficiente como para recibir la prestación mínima, por lo que se les tiene que compensar. No cree que en el futuro, a partir de los años veinte, cuando la nueva norma esté plenamente en vigor, la situación sea peor que la actual.

José Domingo, secretario de formación y empleo de UGT, hace hincapié en la flexibilidad de la puesta en marcha de la medida. "Es inevitable que se trabajará más, pero muchas circunstancias que la gente tacha de negativas se suavizarán porque no estarán plenamente en vigor hasta dentro de muchos años y habrá dado tiempo a que la gente cotice más tiempo. A partir de 2013 necesitarán un mes más para jubilarse", explica.

El futuro de campesinos y marineros

El campo y el mar siempre están en la cabeza de los sindicatos gallegos cuando se habla de un aumento en la edad de jubilación. Si ya es duro realizar estos trabajos hasta los 65, aumentar la jubilación dos años más les parece a algunos intolerable.

El Sindicato Labrego ya denunció antes del acuerdo de las reformas de las pensiones que muchos campesinos no llegarían al número de años mínimos cotizados y tendrían que estar activos hasta los 67. No han hecho cuentas después del cambio, que reduce los años de cotización previstos para poder dejar de trabajar a los 65, pero creen que la situación no cambia sustancialmente. Las más perjudicadas, según Lidia Senra, secretaria de organización, son las mujeres. En muchas explotaciones del campo llevadas por matrimonios, cuando solo había dinero para que cotizase uno, era el hombre el que abonaba sus cuotas a la Seguridad Social. Esto hace que las mujeres lleguen a la edad de jubilarse y no alcancen el número de años, lo que supuestamente se agravará con la reforma.

Sin embargo, queda por desarrollar un catálogo de profesiones especialmente duras, que se aprobará en el Congreso junto a la reforma de las pensiones. "A lo mejor el campo no entra, pero seguramente el mar sí tendrá un coeficiente reductor para que estos trabajadores se puedan jubilar antes", matiza Adela Poisa, secretaria política social de CC OO.

En términos globales, el catedrático Xavier Vence descarta que las cotizaciones agrarias y del mar vayan a bajar la media de Galicia, ya que "ahora hay un número muy bajo de trabajadores en estos sectores".

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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