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Columna
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El irresponsable

Manuel Rivas

Áznar: las palabras que más ha repetido en los últimos tiempos es que la España de las autonomías es inviable e insostenible. El jueves, en Valencia, añadió que la situación es lamentable e inaceptable. Eso crea estilo. Según Cospedal, es inasumible. Según Aguirre, insoportable. Concuerdo con este irrebatible programa gramatical de FAES. La terminación ble es excitable, asciende incontenible, como una letanía inexorable. A este príncipe de los apocalípticos, algunos le tachan de irresponsable. Si Debord decía de McLuhan que parecía "el imbécil más convencido de su siglo", Áznar no parece un vulgar irresponsable, sino que se esmera como el más convencido. Un perfecto irresponsable. Berlusconi: la Iglesia italiana es experta en eufemismos. Un cura rojo dice que la izquierda se asemeja a la nouvelle cuisine: mucho plato, pero nada dentro. Por otra parte, el episcopado prefiere no condenar a Il Cavaliere, dispensando, pero un obispo dice que es una "catástrofe antropológica". Un epigrama de Marcial resuelve el enigma: "Miente quien afirma, Zoilo, que tú eres un vicioso. / No eres un hombre vicioso, Zoilo, sino el mismo vicio". Eso sí que es pasar a la historia: ¡Como un vicio! La muerte: la Iglesia española es más parca. Su hablar más expresivo es el silencio. Silencio sobre los crímenes del franquismo. Silencio sobre los niños robados. La cultura de la muerte, que diría Mayor Oreja. Días atrás falleció en Ourense el famoso cura don Felisindo, gran acarreador de votantes para Fraga. Mutatis mutandis, don Felisindo, además de varias parroquias, tenía una empresa de pompas fúnebres. Como buen liberal, odiaba la competencia. Así que cuando había un accidente y un cadáver, allí se presentaba en uniforme y tomaba posesión: "¡El muerto es mío!". Admirable. Egipto 2011: el periodismo existe. Irak 2003: por eso mataron a Couso. Si fuera en otra guerra y yanqui, sería un héroe. Pero solo era un cámara español. Un daño colateral. Inolvidable.

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