Un circuito con muchos baches

Nacieron bajo un sol de 40 grados, vieron llegar las lluvias de otoño y recibieron las primeras nieves invernales de diciembre. Después de cinco meses de vida siguen sin haberse estrenado. Pero el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, se hizo la foto el 23 de agosto. Ese día se inauguraron las pistas, pero hoy siguen sin marcas de rueda que recuerden saltos imposibles o derrapes. Todo lo contrario: la naturaleza se ha abierto camino llenando de plantas silvestres los montículos de tierra que tendrían que poner a prueba las habilidades de los ciclistas de BMX, una modalidad olímpica aunque no demasiado conocida, ya que cuenta con muy pocas licencias, tanto en Madrid como en España.

El Ayuntamiento justifica la construcción de esta pista de BMX porque se trata de un deporte incluido en "las competiciones oficiales de los Juegos, por lo que se precisaba tener una instalación adecuada y homologable para reforzar la candidatura olímpica de Madrid para el año 2016". La construcción se llevó a cabo dentro del Proyecto Madrid-Río, en el que se localizó una parcela adecuada. Luego, según el Consistorio, se realizó con el asesoramiento de la Federación Española de Ciclismo. El Ayuntamiento desembolsó 2,5 millones de euros en construir el circuito.

El Ayuntamiento pagó 2,5 millones para construir el circuito

Pero lo cierto es que han pasado más de seis meses desde su inauguración y la pista sigue sin utilizarse, vallada al público y deteriorándose poco a poco. Y tendrá que ser reacondicionada antes de que alguien pueda utilizarla.

El circuito no se ha abierto al público porque todavía no hay ninguna empresa que se encargue de su gestión. En el podio de los candidatos estaba la Federación Madrileña de Ciclismo, pero renunció a este privilegio porque no tiene suficiente capacidad económica para afrontar los costes de mantenimiento. "No podemos asumirlo con nuestro presupuesto", aclara su presidente, Javier Fernández.

El Ayuntamiento está a punto de sacar a concurso la concesión del circuito. Mientras tanto un manto de tréboles va cubriendo la arena de las pistas, que se encuentran en la calle Embajadores a la altura del nudo sur de la M-30. La federación ha estimado que el mantenimiento del circuito costaría en torno a 120.000 euros anuales. Con eso se cubrirían los gastos corrientes de luz, agua, limpieza y personal, pero también los específicos de una instalación como esta. Al estar al aire libre, "cada vez que llueve tiene que pasar una máquina con arena y después una apisonadora que dibuje el ángulo adecuado en cada salto", explica Fernández.

El Consistorio explicó en una nota que, al tratarse de una modalidad de ciclismo "novedosa", no existen "ni clubes ni empresas especializadas en la gestión". Para que la oferta resulte más atractiva, y más rentable, se ha decidido incorporar al pliego de condiciones del concurso una parcela para que la empresa que se encargue del circuito pueda abrir un quiosco de bebidas.

La Federación de Ciclismo, aun así, se mantiene al margen. "No tenemos visión comercial. Podríamos plantearnos explotar la cafetería y buscar un patrocinador, pero si no lo conseguimos, no tenemos presupuesto para asumir los 120.000 euros y endeudaríamos a la federación", justifica su presidente.

Ante el deterioro de las instalaciones, la Junta Municipal del distrito de Arganzuela aprobó una proposición presentada por el grupo socialista en diciembre de 2010 para que "de manera urgente" se procediese a "subsanar las deficiencias que la falta de uso está provocando", así como para que se pusiese en funcionamiento, según el texto de la iniciativa.

Cuando se abra la instalación, los ciclistas BMX de la Federación empezarán a entrenarse allí. Hasta ahora lo hacían en Móstoles, compartiendo vestuario con el club de la ciudad. La organización prestará además apoyo técnico a quienes utilicen las pistas y abrirá una escuela para formar a nuevos ciclistas en esta modalidad. Siempre y cuando aparezca una empresa que quiera gestionar el circuito.