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Reportaje:

La ciudad de los parabrisas

La reforma de las grandes vías de Valencia deja a los ciclistas sin carril propio

Pablo Ferri

Hace ya unas semanas que las grandes vías de Valencia están patas arriba. El Ayuntamiento decidió meses atrás que necesitaban una reforma, así que asumió fondos del segundo plan E para acometerla. Por unos cuatro millones de euros, los obreros trabajan en mejorar el sistema de riego, cambiar los bordillos, instalar un pavimento que absorbe el CO2 de los coches y sanear el sufrido arbolado de las jardineras. Es un proyecto que gestiona el Servicio de Jardinería, mientras que la Concejalía de Tráfico queda al margen. Ahora bien, ¿no debería intervenir y aprovechar la actuación para ejecutar una reforma integral de los viales?

Las grandes vías del Marqués del Turia y de Fernando el Católico, las dos que se renuevan, canalizan gran parte del tráfico de la ciudad cada día. Los paseos centrales, ideados para el peatón, resultan en la práctica un refugio momentáneo ante la presión del tráfico y sus cuatro carriles por sentido, un lugar de paso al otro lado, minuto y medio de semáforo en rojo. De las bicicletas ya ni hablar. Carecen de un espacio para que circulen y el concejal de Tráfico, Alfonso Novo, repitió esta misma semana que su instalación en estos viales presenta una "problemática" insalvable. El edil vino a decir que colocar un carril para bicicletas junto al de los autobuses en estas grandes vías podía ser peligroso para los ciclistas principiantes. Y añadía que la mejor ruta para las bicis son las calles secundarias sin tanta intensidad de tráfico.

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Los expertos le dan la razón: no se puede instalar un carril bici en las grandes vías. Pero no se puede porque la ciudad es la que es y su modelo de transporte está basado en el automóvil y su bienestar: es la ciudad del parabrisas.

Mientras las grandes ciudades europeas tienden a devolver parte de la calzada a los peatones y ciclistas, en España en general y en Valencia en particular no se dan por enterados. "Pese a la sensación de que nos hemos modernizado [el boom de las bicicletas con el servicio público de alquiler, la peatonalización de algunas calles del centro, la aplicación de restricciones de velocidad más severas en el casco histórico], el automóvil es intocable", opina Joan Olmos, profesor de la Universitat de València. Olmos es especialista en urbanismo y movilidad y entiende que "tal como están planteadas, las grandes vías son de dudosa utilidad para el ciudadano". "Sus bulevares centrales tendrían sentido si el tráfico fuese calmado, amable, así podrían funcionar como el antiguo cauce del río Turia o el paseo marítimo", añade.

Claro, a quién no le iba a gustar un bulevar sin coches, resultaría magnífico: los niños en la calle, las familias de paseo tranquilas, menos claxon, menos contaminación y más bicicleta, pero, ¿qué hay de los conductores? ¿Aceptarían dos carriles en vez de cuatro en dos de las principales arterias que rodean el centro, por ejemplo? ¿Los políticos temen siquiera plantearlo? "La obligación de los políticos y los técnicos es tener visión de futuro", apunta Vicent Torres, experto en movilidad. Torres imparte Ordenación del Territorio en la Universidad Politécnica de Valencia.

Una de las partes del programa lo dedica al diseño urbano para la bicicleta. "Sacrificar las calles por el tráfico es una idea superada", sostiene, "Los dirigentes deben ir por delante de los ciudadanos y saber explicarlo, no vale callarse por temor a como responderán". Como Joan Olmos, Torres ve complicado instalar un carril bici en las grandes vías con el modelo actual, "hay que cambiar", defienden ambos, "calmar el tráfico en la ciudad de una manera integral". "Los ciudadanos deben convertirlo en un problema y los políticos deben tomarlo como tal", matiza Olmos

De momento, el debate que se ha generado por la remodelación ha bailado en torno a la intención inicial de pavimentar parte de los paseos, tradicionalmente de tierra prensada. Depende de donde se informe uno, esto resulta un escándalo o una mejora necesaria, pero la discusión rara vez ha salido de ahí. La cuestión aquí es por qué no se afronta el sistema de movilidad de la ciudad, aprovechando las obras de dos vías tan importantes. Fernando Gaja, profesor de Ordenación del Territorio en la Politécnica, recuerda que en Valencia ya hay calles importantes en las que se ha atenuado la presencia de vehículos a motor. "En la avenida Perís y Valero,

[paralela a Marqués del Turia varios cientos de metros al sur], han reducido los carriles, han ampliado las aceras, han plantado arbolado nuevo y han instalado un carril bici. Lo mismo ocurre con la avenida de los Naranjos [donde están las universidades], solo que ahí se hizo bien desde el principio, con las aceras grandes". "Está claro", concreta, "que el flujo circulatorio es complejo, que la densidad de tráfico es alta, pero se puede redistribuir".

Son ejemplos aislados, pero podrían sentar precedente y servir de base a una futura reforma; "como en París", que dice Torres. "Recuerdo la última vez que estuve y la transformación del bulevar Magenta, cerca de la estación del norte. Es un vial del siglo XIX y han pasado de cuatro carriles a dos, han ensanchado las aceras y han puesto carriles bici y arbolado. Esa es la política de París en los bulevares principales". Gaja apunta a los países del norte de Europa, a ciudades como Ámsterdam o Copenhague donde gestionan la movilidad urbana mediante un verdadero programa integral.

Los usuarios potenciales, los vecinos, asumen que la cosa debe cambiar. En su versión ciclista, Fernando Mafé, de Valencia en Bici, se reunió esta misma semana con Novo.

Mafé recuerda que llevaban tres años esperando y que es ahora, con la explosión ciclista de Valenbisi, cuando se acuerdan de ellos. "Nos dijo que un carril bici en las grandes vías resultaría problemático", rememora, "que sería un riesgo para los ciclistas inexpertos y que hay demasiados cruces para que sea viable". "Es contradictorio", continua, "¿se supone que es más seguro ir por mitad de los coches?". Valencia en Bici propone un carril a cada lado de los viales, pegados a las aceras laterales, por donde discurre el carril bus actualmente. "Podrían poner las paradas en una isleta y llevar el carril bici por detrás: problema solucionado y sin tocar los cruces". Mafé, igual que los expertos consultados, no le ven el sentido a la reforma que se está ejecutando, una actuación que, por cierto, se emprende pocos meses antes de las elecciones municipales.

Cada vez hay más ciclistas en la calle. La ciudad, visto lo visto, no contesta a sus necesidades, lo que repercute en los peatones, que sufren los quiebros de las bicicletas sobre la acera.

La reforma de los viales, al detalle

- Tierra y arbustos: Se renuevan las capas superficiales de la tierra vegetal que sirve de suelo en los paseos. Se poda el arbolado y se modifican las masas arbustivas; se quitan unos y se plantan otros, "más adecuados", según la memoria del proyecto.

- Bordillos y mobiliario: Se cambian los bordillos (encintado perimetral) y se adecentan las papeleras, los bancos y resto de elementos del mobiliario urbano al margen del centenar largo de nuevos elementos. Además, se instala un nuevo sistema de riego y se pavimentan los pasos de peatones con losas impregnadas de un material que desnaturaliza los gases contaminantes.

- Coste: La reforma de ambos viales cuesta 4,6 millones de euros. En la Gran Vía Marqués del Turia se invertirán 2.119.096 euros, mientras que el servicio para la dirección de estas obras salió a licitación por 139.199 euros. La mejora de los jardines de la Gran Vía Fernando El Católico costará 165.871 euros.

-Respuesta oficial El Ayuntamiento de Valencia ha descartado la creación de un carril exclusivo para las bicicletas que discurra por la calzada, concretamente junto al de la EMT, porque entraña riesgos para los ciclistas, sobre todo los principiantes. El concejal de Tráfico, Alfonso Novo, prefiere que los ciclistas circulen por las calles secundarias, paralelas a las grandes vías.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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