Luis Tosar, talento para vivir

Luis Tosar no solo tiene talento como actor; Luis Tosar es un tipo con talento para vivir. Cuando lo conocí, hace ya más de 20 años, y pasadas aquellas primeras reticencias mutuas -él pensaba que yo era un imbécil y yo que él era un soso- descubrí que era no solo un tipo divertidísimo sino más bien un animal actoral, una bestia de la interpretación. Pero cuando tienes 17 años, todo lo que ocurre a tu alrededor es natural. Y que Luis fuese tan buen actor era natural. Tan natural -o tan extraordinario, según se mire- como que hubiese nacido en Xustás.

Solo el paso del tiempo despejó esa cortina de naturalidad y nos hizo ver a todos lo extraordinario de su talento. Y cuando digo a todos, me refiero también al propio Luis. Porque cuando Galicia se enteró de su talento monumental, a él lo pilló por sorpresa. De un día para otro, concretamente del lunes 12 para el martes 13 de enero de 1998, la gente empezó a reconocerlo en los restaurantes, en la calle, en los bares... Se acababa de estrenar Mareas Vivas y su protagonista, aquel xuís de mirada limpia y moral recta-pero-flexible, se convirtió en un icono de la cultura gallega. Aún hoy, no es infrecuente oír algún grito de "¡hei, xuís!" a su paso por la calle.

Y la verdad es que ese proceso no es fácil de digerir y, por supuesto, para él no lo fue. Durante una temporada, salir de copas dejó de ser la diversión asegurada a la que estábamos todos acostumbrados. Eso no significa que dejásemos de hacerlo, que conste, pero sí que había que enfrentarse a situaciones nuevas que para él llegaron a suponer una bonita pesadilla cotidiana. Y por supuesto, Luis cambió. Pero, en beneficio de la humanidad, cambió para mejor (y juro que ya era espectacular antes de aquel martes 13 de enero). El adulto que emergió tras aquellos momentos de recolocación vital era una persona sensata, sensible y responsable que mantenía intacta toda su carga de humor de todos los colores, sus enormes dosis de cariño y de caña rocanrolera. Porque Luis tiene esa extraña mezcla de ser el tipo más serio, circunspecto y profesional que te puedas encontrar, para sacar un segundo después -y sin contradicción aparente- el payaso feroz que lleva dentro.

Y es que Luis esconde el secreto de la pasión dulce. Sus ojos saben narrar el horror y la ternura en una solo mirada. Toda su alma está hecha de... iba a decir de contradicciones, pero no es así. En su caso, los extremos conviven con naturalidad, de forma que no se puede entender al Tosar del compromiso social sin conocer al cómico transformista capaz de meterse en la piel de cualquier personaje extremo (sus imitaciones de personajes conocidos son gloriosas).

Luis es la comedia y es la tragedia, Luis es el rocanrol y el teatro de variedades, Luis es levantarse temprano los domingos para ver las carreras de Fórmula 1, Luis es su familia -esos padres y esa hermana increíblemente dulces ante los cuales el menor atisbo de pedantería o de esnobismo se cae por su propio peso- Luis es Xustás y es Lugo y es Santiago de Compostela, Luis es Madrid, Europa y el mundo entero. Y Luis es, sobre todo, uno de los pocos amigos que sé que siempre, pase lo que pase, estará ahí.