"El mono era 'kitsch', pero 'sexy"
En los ochenta las niñas que no querían ser princesas jugaban a ser Diana, la mala de V. Ajustado mono rojo, taconazos, cardado, debilidad por las ratas y la aniquilación del prójimo. "Lo fantástico de actuar es no ser tú misma, en la vida real soy muy agradable, pero me encantan los papeles de malvada... te sientes muy poderosa". Jane Badler tiene de mala hasta el nombre, pero es una señora encantadora. Divertida con su estatus de icono kitsch, atiende con una sonrisa a la prensa madrileña -está toda, desde las televisiones generalistas hasta las webs de ciencia ficción-. "Me han contado que cuando emitieron V en España sólo había dos canales, por eso todos la veíais... ¡De haberlo sabido, habría venido antes!"
La actriz interpreta a la madre de la actual reina alienígena
"Mis fans están en Internet. Cuando salió la serie eso no existía"
Hace más de un cuarto de siglo que interpretó a la lagarta más sexy de la tele. Ahora retoma su papel en el remake de la serie, cuya segunda temporada se estrena el 31 de enero en TNT. Con 57 años envidiablemente llevados, hace de la madre de Anna, la actual reina alienígena (Morena Baccarin). En la serie se supone que ha muerto, pero su hija la tiene encerrada una mazmorra.
¿Dónde se ha escondido todo este tiempo en la vida real? En Australia. Fue a rodar una serie, se enamoró de un hombre de negocios y abandonó Los Ángeles para criar a sus dos hijos. ¿Se arrepiente? La mala malísima sonríe con sus ojos azul grisáceos y suelta un enamorado "No". "Pero fue difícil", admite, "tuve que empezar de cero, hacer obritas de teatro a las que no iba nadie". También desarrolló una carrera musical. Tiene dos discos de "jazz irónico", el último trata sobre una diva de culebrones venida a menos. "Está inspirado en mi vida, pero es un personaje que he creado".
"En Australia nadie me aprecia y la industria no tiene mucho glamour, así que es maravilloso volver a ser tratada como una estrella", explica ante un puñado de periodistas treintañeros rendidos al mito. De la serie original recuerda con cariño su mono rojo -"era kitsch, pero taaan sexy"- y la famosa escena en la que se comía una rata. "Tardamos dos días en rodarla, casi sin efectos especiales, y pensé 'Uf, ¿por qué hacemos esto?', pero se convirtió en el momento que todo el mundo recuerda". En la nueva serie no le hinca el diente a ningún roedor. "Pero hago cosas divertidas con mis colmillos", dice abriendo mucho la boca. "Ahora no hay casi que interpretar, simplemente te hacen fotos a la mandíbula y luego lo añaden todo por ordenador".
Cuando Jane Badler se enteró de que iban a hacer el remake de V se sintió "un poco molesta". "Sabía que tenía que formar parte de ello", dice. Ni corta ni perezosa llamó al productor y le dijo, desde Australia, que estaba en Los Ángeles. "Volé para verle, pero luego cambiaron de productor, así que tuve que volver a mentir", explica traviesa. "¡Y encima me hicieron pasar un casting! Yo estaba muy nerviosa y mi marido me repetía: 'Deja ir a Diana, suéltala ya". No pudo, y al final se salió con la suya.
"El personaje ha madurado", explica Badler, "es más sabia y paciente, pero sigue siendo ambiciosa e implacable". El remake también retoma brevemente a Mark Singer, el intrépido Mike Donovan. "Coincidimos en el bar del rodaje y nos tomamos una copa", cuenta la actriz, "sigue estando bueno". Ella aún recibe cientos de proposiciones indecentes de sus fans. Antes de visitar Madrid, un español "muy apuesto" quiso invitarla a su finca de sementales. "Era tentador, pero a mí marido no le habría gustado", dice. La actriz tiene una cuenta en Twitter y dos páginas de Facebook (donde acaba de colgar las fotos de la noche que pasó en un tablao madrileño). "Mis fans están sobretodo en Internet", dice. "Cuando salió V nada de eso existía, les agradezco mucho la atención, en parte he vuelto gracias a su insistencia".
"¿Podría lanzar un mensaje como Diana para los que fuimos niños en los ochenta?", le pide uno de los periodistas treintañeros. Jane Badler borra la sonrisa y arquea una ceja. Le entra la risa floja, pero se recompone, aprieta los labios y se convierte en la Angela Channing intergaláctica que recordamos. "Aún os podría devorar a todos", susurra. La sala se estremece y se quita 25 años de encima. Diana ha vuelto.
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