Nacionalismos y ley electoral
Creo que está muy atinado Javier Cercas en su artículo en EL PAÍS del 15 de enero, El fracaso de la izquierda en Cataluña, en el cual, para empezar, se afirma sin rodeos que todos los nacionalismos son de derechas. Y se analizan con brillantez los porqués históricos de que esta afirmación no sea una obviedad en España, así como lo duro que será el cambio de discurso y planteamiento de los socialistas catalanes si pretenden tener su propio espacio político. Si tenemos en cuenta esta sencilla premisa sobre el nacionalismo y hacemos la correspondiente traslación a la política estatal, sería fácil deducir la causa principal por la cual en este país es y será por mucho tiempo imposible llevar a cabo políticas realmente progresistas: mientras el sistema político instituya a los partidos nacionalistas como árbitros en función de su decisivo peso a la hora de establecer mayorías, tendrá poca importancia con quien las formen, PSOE o PP, el resultado final será una política de carácter derechista.
Y es algo que podría explicar por qué políticamente estamos instalados en una partitocracia bifronte perpetua con las nefastas consecuencias de todos conocidas, cubriendo un abanico que va del clientelismo político a la corrupción más escandalosa. Y esa perpetuación es efecto directo de la interesada colaboración -alternativa o coincidente- de los partidos nacionalistas, claramente sobrerepresentados gracias a la vigente ley electoral.
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