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Piotr esquivó el infierno de Moscú

Un niño ruso de tres años y la pareja madrileña que acaba de adoptarlo viven el caos provocado por los atentados terroristas en el aeropuerto de la capital rusa

Piotr apareció por la puerta 11 de las llegadas del aeropuerto de Barajas sentado sobre el carrito de las maletas, sonriendo a una familia a la que veía por primera vez, pero que será la suya a partir de ahora. Este niño ruso de tres años acaba de ser adoptado por Ismael y Mavi, un matrimonio que vive en Madrid, y al que el lunes le tocó vivir en Moscú el caos provocado por el atentado del aeropuerto de Domodédovo, en el que murieron 35 personas y otras 168 resultaron heridas.

Sus padres adoptivos habían ido finalmente a recogerlo después de los duros trámites, y mientras esperaban en la zona de embarque, escucharon la explosión. "Al principio pensé que se había caído algo", explica Ismael. Cuando pasaron el control de pasaportes, vieron que su vuelo desaparecía de la pantalla: era el que provenía de Madrid y fue desviado hacia el aeropuerto de Vnukvo. "Nuestro problema era que nos caducaba el visado a las doce de la noche y el niño tenía pasaporte de Rusia. Nos recomendaron que no volviéramos a Moscú", cuenta Ismael, que pasó la noche junto a su mujer y su hijo en el aeropuerto. "El niño se quedó dormido, no se enteró".

"Pasamos por el lugar de la explosión 30 minutos antes. Había una multitud"
La pareja durmió en la terminal porque a medianoche les caducaba el visado

Los padres, sin embargo, vivieron el caos en el aeropuerto moscovita en primera persona. "Una trabajadora de uno de los mostradores nos dijo que el aeropuerto no funcionaba", explica Ismael. A partir de ese momento, "todo se paralizó y no recibimos más información oficial", cuenta Mavi. Después vieron mucho movimiento de policías, mientras por la megafonía pedían que aquellos que hubiesen notado algo extraño se acercaran al área de control. "Vimos cómo una mujer le preguntaba a gritos a un pasajero si la maleta que estaba bajo su silla era suya. El hombre negó con la cabeza, y la trabajadora del aeropuerto le dijo que se alejara de allí inmediatamente. Al momento, llegó el dueño de la maleta. Ahí supimos que pasaba algo grave", explica el padre de familia. Sin embargo, Ismael admite que le sorprendió la reacción de la gente ante un peligro que desconocían. "Los rusos, cualquier contratiempo, lo asumen enseguida. Ellos sabían que había sucedido una tragedia, pero seguían trabajando".

No era la primera vez que Domodédovo les recibía con una sorpresa. Cuando llegaron a Moscú el 26 de diciembre, la misma noche en que aterrizaron comenzó el gran apagón que dejó la región del aeropuerto a oscuras durante 15 horas. Estuvieron varados en el aeródromo sin luz durante 10 horas porque "la nevada había estropeado el sistema eléctrico". "Aun así no podemos decir que haya sido un viaje desagradable, solo que ha estado lleno de obstáculos", comenta Ismael.

El vuelo de Iberia que los traía a España llegó ayer a Barajas minutos antes de las dos de la tarde, con tres horas de retraso. Los familiares de Ismael y Mavi, que esperaban nerviosos en la Terminal 4 del aeropuerto, los recibieron con zumos, bocadillos y dulces. Las otras tres niñas que tiene el matrimonio habían hecho dos pancartas con cartulinas de colores para dar la bienvenida a sus padres y a su nuevo hermano. "No saben nada", decía la tía de los niños, "solo les hemos dicho que se ha retrasado el vuelo".

Cuando vio a su nueva familia, Piotr saltó del carrito de las maletas para abrazar a sus hermanas como si las conociera de toda la vida. Sus padres, agotados, solo podían dar las gracias por estar de vuelta. "Nosotros pasamos por el lugar de la explosión solo 30 minutos antes. Allí había una multitud".

LUIS SEVILLANO

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