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Columna
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Volver a las andadas

Jaime Mayor Oreja, eurodiputado y portavoz del grupo popular en el Parlamento Europeo, proclamó su deseo de "liderar la regeneración moral de España" en su intervención en la Convención Nacional del PP que se celebró en Sevilla el pasado fin de semana. Junto con Ana Mato, destacó la pérdida de valores y ofreció como remedio la necesidad de recuperar la familia "natural" -destacando la familia "tradicional" como "el gran paraguas frente al paro"- y la necesidad de abordar reformas en el modelo autonómico.

Cuando oigo estas frases, me pregunto si de verdad una crisis económica como la que estamos padeciendo debe dar pie a que vuelvan a la sociedad formulaciones y conceptos políticos que creíamos superados por la historia y que, parece, hunden sus raíces en el Fuero de los Españoles, aquella especie de Carta otorgada (otorgada por Franco) con la que el anterior régimen trataba de disimular sus vergüenzas y de la inexistencia de un auténtico Estado de derecho, precisamente por considerar "natural" un modelo de familia y proscribir otros.

No se trata solo de afirmaciones políticas que contienen posicionamientos prácticamente idénticos a la derecha más rancia; esto es, aquella que legitimaba o deslegitimaba a los demás en función de su opinión sin otra razón que su peculiar y personal punto de vista. No. Se trata, sencillamente, de que estas frases son copia literal de los fueros de los Españoles y del Trabajo. Unos textos que en sus artículos 2 y 22 del capítulo II y XXII declaraban que: "El Estado reconoce a la familia como institución natural y fundamento de la sociedad" a la que añade su condición de institución sacramental. Textos, además, que se pronuncian por un concepto uniforme de nación, de municipio y de sociedad con una sola lengua, una sola religión y en el fondo una sola raza. Pues, bien, a poco que se quiera pensar, si hay algo relevante que destacar de esta convención, es el deseo enmascarado de desandar lo andado.

Propuestas de futuro, ninguna. Solo miradas a Aznar, incluso a mucho antes, cuando todo era natural (y los que se comportaban de modo antinatural, bien contra la moral, como los homosexuales, o contra la patria entendida a la manera de los vencedores, estaban escondidos o en la cárcel). Son cantos al pasado que se manifiestan con total descaro para rectificar políticas sociales cuyo fundamento descansa en el Parlamento. Actitudes moralistas ampliamente superadas que no deberían formar parte de los mensajes de un partido que ha gobernado España; que aspira seriamente a volver a gobernar y que, pensaba, había dejado atrás estos tufos.

Y si lo son, si "vuelve el señor Aznar" o los valores de los Principios Fundamentales del Movimiento, que se diga a las claras cuál es su modelo de sociedad, de Estado, de familia y si estos modelos se van a imponer al resto de la ciudadanía, sin más. De ahí que, por muy justificado que puedan verse desde la captación de votos, no cabe ampararse en una situación de crisis para, una vez logrado el poder, hacer trizas todo lo alcanzado en el ámbito social. Los avances sociales se han decidido con amparo en los ciudadanos. Basta para saberlo con una pregunta y una única respuesta. La transición dejó atrás el pasado y la Constitución dejó atrás años casposos y de marginación. Incorporó con los votos de la inmensa mayoría -salvo el de José María Aznar y análogos- votar el Estado de las autonomías. Son algunas decisiones que han determinado que se avance socialmente. Hoy todos somos algo más iguales. Esta es la razón de haber llegado a donde hemos llegado.

Volver atrás, en partidos que se declaran de centro, para cambiar el presente por el pasado aprovechando la situación de crisis es mentir. Claro que, al igual que a Pinocho le crecía la nariz cuando no decía la verdad, a Mariano Rajoy y a Arenas se les aparecen, eso sí algo más maduritos, Aznar y Fraga, con la guinda de Jaime Mayor Oreja, arreando con el báculo a quien no comulga con sus obsesiones. Y esto es volver a las andadas. Hay que decirlo.

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