El mar se hace pintura
El Museo Marítimo presenta una exposición sobre los paisajes costeros y sus personajes - Las 90 obras pertenecen al Bellas Artes
El Museo Marítimo Ría de Bilbao contó en 2003 en su exposición inaugural con una obra del Museo de Bellas Artes de Bilbao, la escultura Grumete, del artista Quintín de Torre. Los dos museos vuelven a colaborar con la presentación de la exposición El mar en el arte, el arte del mar. Colección del Museo de Bellas Artes de Bilbao, que hoy se abre al público y permanecerá en las salas del Marítimo con más de 90 piezas seleccionadas entre las colecciones del Bellas Artes hasta el próximo 29 de mayo.
La exposición mira al mar y a sus gentes, a los frutos que los pescadores obtienen de sus aguas, al miedo que despierta y a la forma en la que es soñado. El mar es protagonista de las imágenes, en su inmensa mayoría pinturas al óleo, pero también dibujos, grabados y fotografías, que arrancan a finales del siglo XIX y recorren todo el XX.
La mayor parte de las piezas seleccionadas forman parte del 'fondo oculto'
El recorrido cronológico de la muestra arranca a finales del siglo XIX
El comisario de la exposición, José Luis Merino, jefe del departamento de Conservación y Restauración del Museo de Bellas Artes, ha seleccionado las 90 obras entre las 7.000 piezas de las colecciones del centro. La mayor parte de las obras elegidas para hablar del mar no forman parte de la colección permanente del museo, sino que han salido del fondo oculto para el proyecto.
Las pinturas constituyen el primer gran bloque de la exposición. El paisaje abre el recorrido por los temas marineros, con el mar más salvaje, como en Acantilado, de Jaime Morera (Lleida, 1854-Madrid, 1927), la obra que pintó durante sus veraneos en Algorta, o con las imágenes que muestran la forma en la que los seres humanos han convivido con él. Pescadora, de Joaquim Sunyer (Sitges, 1874-1956), Sardinera sentada, de Aurelio Arteta, y los retratos de arrantzales, como Anthon, de Valentín de Zubiaurre (Madrid, 1876-1963), reflejan a los personajes relacionados con el mar. La playa de Abasotas, el lienzo de José María de Ucelay con unas langostas en primer plano, es uno de los ejemplos de bodegones vinculados al mar, y El barco azul, de Mari Puri Herrero (Bilbao, 1942), del mundo de los sueños sin salir del tema que guía la exposición.
Merino ha reunido en otro grupo las obras sobre papel que muestran el trabajo en el mar, el ocio y los peligros de las aguas embravecidas. En este espacio conviven Merendero, de Pablo Picasso (Málaga, 1881-Mougins, 1973), que recoge una escena de los ciudadanos que disfrutaban de la playa de la Barceloneta, con el miedo al mar que plasmó en Naufragio Oswald Oberhuber (Meran, 1931).
La exposición concluye con una serie de fotografías realizadas por Cirilo Martínez Novillo (Madrid, 1921-2008) en 1968 en el entorno de la Ría de Bilbao, antes de mostrar, como en los paisajes que abren el recorrido, el mar solitario y salvaje en una fotografía de Alberto Schommer (Vitoria, 1928) de la arena de la playa de La Concha.
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