Alfonso Paz Andrade, Galicia como tarea

No dudé al encabezar estas líneas incorporar en ellas el título del histórico libro de su padre, el abogado y político galleguista, hombre de ideas avanzadas y polígrafo pontevedrés, Valentín Paz-Andrade, publicado en Buenos Aires en 1959 de la mano de Luís Seoane. Un libro de referencia en el que Galicia aparece como la meta de sus ideas económicas. Algo que también le ocurre a Alfonso y lo convierte en una rara avis en el panorama de la empresa y la cultura gallega, no sólo por tener también a Galicia como meta de todas sus tareas, sino por la calidad humana que desprende, donde enseguida se puede apreciar la sagacidad del emprendedor unida al compromiso del ilustrado, en perfecta armonía. Si a esto unimos su dominio de un montón de disciplinas (puede hablarte en profundidad de pesca, economía, comunicación, fotografía, arte, geografía, ecología, política, jardinería, antropología, literatura...), ya lo habremos dicho casi todo de él.

Estamos acostumbrados a entender la cultura como una actividad relacionada con las letras, la plástica o la música, confundiendo cultura con humanidades, un colectivo este que en Galicia parece ensimismado, con un sentido del ónfalos hipertrofiado: individuos que se sienten el ombligo del mundo y no ven más allá de sus tres estanterías. En el universo empresarial ocurre otro tanto. Sin embargo, Paz-Andrade, traspasando las fronteras de un mundo, se encuentra con el otro, y entiende y desenvuelve sus tareas con un sentido abierto y globalizador, donde lo económico, lo social y lo cultural se funden en un todo: hoy no es posible actuar en las procelosas aguas de nuestro mundo mirando solo para un lado, hay que estar atentos a diestra y siniestra, delante y atrás, arriba y abajo, que el mundo que se nos viene es muy complejo y muchos los territorios que controlar.

No se queda su personalidad en esa condición multidisciplinar que lo hace tan eficaz a la hora de afrontar y resolver todo tipo de problemas. Hay muchos otros aspectos dignos de destacar. Uno de ellos, y el que siempre más me llamó la atención, es su tendencia natural a guardarlo todo, por muy estropeado que estuviere, y a restaurarlo en el momento oportuno para devolverlo a su vieja función. Rescatar y restaurar: objetos, empresas, vidas o costumbres en el sentido oteriano de actualizar el legado del pasado y hacerlo posible en el presente, dándole una nueva vida para que cumpla de nuevo su función. Sabe Alfonso Paz-Andrade que todo puede volver a funcionar, por muy antiguo e inservible que nos parezca, si se sabe restaurar adecuadamente, con visión abierta, amplia, plural e integradora y con una meta muy clara de servicio al país. En su casa de la república de Peitieiros, donde se tomó esta fotografía, una suerte de Shangri-La a medio camino entre Galicia, Irlanda, Inglaterra y África, cientos de objetos esperan pacientemente volver a sus funciones primitivas de la mano del restaurador: libros, muebles, documentos... Memoria, al fin, de un pasado que ayudará a entender mejor el presente.

Estén atentos. Existe el futuro, se llama Alfonso Paz-Andrade y viene de muy lejos, con los bolsillos cargados de cosas muy antiguas.