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Tony Blair: "Lamento las muertes en Irak"

El ex primer ministro manifiesta pesar por las víctimas de la guerra por primera vez

Tony Blair compareció ayer por segunda vez ante la comisión que investiga la participación de Reino Unido en la guerra de Irak. A diferencia de hace un año, el ex primer ministro realizó esta vez un pequeño acto de contrición por las muertes que provocó, pero mantuvo su desafiante defensa de la invasión y llamó a Occidente a dejar de sentirse culpable por lo que ocurrió.

Dijo que sus palabras de hace un año fueron "malinterpretadas". "Quisiera dejar claro, por supuesto, que lamento intensa y profundamente la pérdida de vidas, lo mismo de nuestras fuerzas que de las de otras naciones y de los civiles que ayudaron al pueblo de Irak o de los iraquíes mismos. Y lo digo porque me parece lo correcto y es lo que siento", declaró. "Demasiado tarde", le increparon desde el público.

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Blair entregó además a los investigadores una declaración de 26 folios en respuesta a un centenar de preguntas para aclarar algunas dudas planteadas desde su comparecencia de hace un año, en especial tras los testimonios de otros testigos.

El punto que más atención suscitó a los miembros de la comisión que preside el ex alto funcionario sir John Chilcot fueron sus discrepancias con el entonces máximo asesor legal del Gobierno, lord Goldsmith. En una reciente declaración por escrito, Goldsmith había expresado su "incomodidad" al comprobar que Blair mantenía su posición de que los aliados tenían derecho a invadir Irak basándose en la resolución 1.441 de Naciones Unidas, sin necesidad de apoyarse en una nueva resolución que respaldara el uso de la fuerza.

Blair argumentó que él también se sintió incómodo en ese momento, pero que estaba haciendo una defensa de la intervención en términos políticos, "no una declaración legal". Y atribuyó las dudas de Goldsmith al hecho de que no conocía el proceso negociador que acabó desembocando en la resolución 1.441 y el punto crucial de que en esa resolución se evitó expresamente un respaldo explícito a la acción militar.

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Lo que no dijo es que esa omisión tenía precisamente como objetivo una ambigüedad que permitiera que la resolución acabara teniendo el apoyo de los países que pensaban que no habría invasión si la ONU no lo autorizaba expresamente.

Preguntado sobre si las dudas de Goldsmith le hicieron ser menos tajante en sus compromisos previos con el entonces presidente George W. Bush, dijo "no", y explicó que eso habría debilitado a la coalición y fortalecido a Sadam Husein.

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