¿Por dónde dice que tengo que ir?
Recorrido por las señales de tráfico complicadas o confusas de Madrid
Rotas, confusas, escondidas, obsoletas... La ciudad de Madrid, con sus casi 3.300.000 habitantes, tiene más de 150.000 señales de tráfico verticales. Es decir, una por cada 22 madrileños. Pero estos carteles metálicos -realizados en chapa o en aluminio- no siempre cumplen todos los requisitos para que conductores y transeúntes las comprendan. Por su situación, sus características o simplemente por abandono, no hay quien se aclare con ellas: se acumulan en los postes, se dejan en las aceras al acabar las obras que señalizaban o están llenas de pintadas que las dejan irreconocibles.
El Ayuntamiento es el encargado de gestionar los 3.000 kilómetros de vías públicas que tiene la ciudad de Madrid. Como explican desde la Concejalía de Seguridad y Movilidad del Consistorio, "la señalización existente en la vía pública está sometida a permanentes cambios". Los achacan a modificaciones de las normas, de las propias vías o a "sugerencias de los usuarios".
Se acumulan en los postes, se dejan en las aceras o están llenas de pintadas
En un estudio realizado por el RACE en primavera de 2010 y publicado en septiembre en el que se analizaban 57 obras en 12 ciudades europeas, Madrid obtuvo un resultado de "aceptable". El club de automovilismo observó que la ciudad debería mejorar en "las señalizaciones verticales y las marcaciones viales". Asimismo estableció que se debe reforzar la información en las zonas de obras, también para dar alternativas al tráfico.
En el caso de Madrid, el RACE analizó las obras de las calles de Mejía Lequerica y Serrano (calificadas como "aceptables"), las del paseo de La Habana ("satisfactoria") y las de las calles de Juan Bravo y los Hermanos Bécquer, ambas definidas como "insatisfactorias". En todas ellas destacó que faltaba algún cartel que indicara "la duración de las obras ni la longitud del tramo".
Para David Calavia, de la Asociación para el Estudio de las Tecnologías de Equipamiento de Carreteras, en general Madrid no tiene una mala señalización, "si acaso excesiva". Asegura que Madrid tiene un buen inventario de sus señales (tanto de las verticales como de las llamadas "marcas viales", las situadas en el suelo), aunque el control sobre el estado de las mismas es "relativo", asegura.
En diciembre de 2007, la ley estatal que modifica el Código Penal en materia de seguridad vial pedía en su disposición adicional "una revisión de la señalización vial y de la normativa reguladora de los límites de velocidad, para adecuar los mismos a las exigencias derivadas de una mayor seguridad vial".
Como explica Calavia, todas las señales -cuando cumplen los estándares de calidad- tienen tres datos escritos en un cajetín que está detrás de las mismas: quién las ha fabricado, cuándo se han situado en su ubicación y cuál es su fecha de caducidad. Asegura que la vida media de una señal es larga, de hasta 10 o 12 años.
Pero en muchas ocasiones los Ayuntamientos alargan su vida útil, y se pasan allí 15 y hasta 20 años. "Eso, unido al vandalismo o a las condiciones del ambiente (como la humedad, que en otras ciudades como Barcelona afecta mucho más), hace que las condiciones de las señales no sean las mejores", afirma.
En diversas ocasiones, el problema está en las competencias. ¿Quién se encarga de quitar y poner señales? El Ayuntamiento explica que si son señales de obras que estén en la vía pública, quien ejecuta las obras es quien debe retirarlas.
Como la propia Concejalía explica, el Ayuntamiento recibe a diario y por diversos medios -como la Policía Municipal, las áreas de Obras, Medio Ambiente, Urbanismo y las Juntas de Distrito- "decenas de estas quejas o sugerencias respecto de la señalización", tanto de ciudadanos como de asociaciones vecinales. Para dejar una queja o una sugerencia se puede usar el teléfono 010 o la web del Ayuntamiento. Después, el Ayuntamiento "procede a estudiar e inspeccionar las propuestas planteadas".
Aunque con una señal por cada 22 madrileños habrá que armarse de paciencia.
La fotografía ha sido realizada en el cruce de la avenida de los Poblados con la A-42, la carretera de Toledo. En ella se aprecian, en un solo poste vertical, tres placas. La señalización es confusa: bajo una señal de prohibido circular en motocicleta, una de vía por la que sí pueden circular... bicis. Las imágenes de la bicicleta y de la moto son bastante similares para quien quiera circular por el carril-bici que hay justo debajo. Con la pintada que hace incomprensible el cartel inferior, todo un lío para el ciclista.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.