Pingüinos con etiqueta
Muchos estudios con poblaciones de animales en su estado natural, incluidos los que tratan de evaluar los daños que les produce el cambio climático, se basan en algún tipo de marca o etiqueta que los investigadores adosan a un amplio número de ejemplares. En el caso del pingüino rey, Aptenodytes patagonicus, la etiqueta preferida es una banda en la aleta derecha, como las que llevan los capitanes de fútbol. El método parece lo bastante inocuo como para no dañar a los pingüinos ni afectar a los resultados.
Craso error, según muestra un estudio presentado en Nature por científicos de la Universidad de Estrasburgo. Durante los 10 años que ha durado la investigación, los pingüinos agraciados con la banda de capitán en su aleta han padecido una caída del 16% en la supervivencia, y una reducción de casi el 40% en su tasa de reproducción, en comparación con el resto de los jugadores.
Las cifras son espeluznantes, porque la mayoría de los estudios con estos pájaros requieren etiquetar cantidades considerables de pingüinos, y por tanto están causando gran parte de los mismísimos resultados que pretenden observar de forma imparcial. Por no hablar de la gracia que les tiene que hacer la etiqueta a los pingüinos agraciados con ella.
Hay varias formas en que estas bandas pueden afectar a los animales. Los pingüinos, por ejemplo, baten las aletas tres veces por segundo cuando nadan bajo el agua, por lo que la banda -que no es de tela, sino de un plástico más bien duro- tiene sobrada ocasión de machacar por fricción repetitiva la zona de las costillas que rodea las axilas del infortunado pájaro. Todo ello empeorado por el hecho de que las etiquetas hacen al portador un objetivo más vistoso para sus depredadores.
Un hecho curioso es que los pingüinos con banda mostraron un 30% más de mortalidad durante los primeros cinco años del estudio, pero no después. La razón es que los individuos con etiqueta más débiles ya se habían muerto en los primeros cinco años, y los que quedaban eran auténticos Chuck Norris del Antártico, capaces de enfrentar cualquier adversidad. Un bonito caso de selección natural en acción, salvo que no es natural.
Hay estudios que matan. Si son necesarios, habrá que ir pensando en alguna otra forma de hacerlos.
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