El Sporting gana después de tres meses

Treinta segundos le bastaron al Sporting para quitarse de encima el pesimismo propio de un grupo y una afición que llevaban tres meses sin cantar victoria. Una jugada vertiginosa, típica de la mejor versión de un conjunto al que parecían habérsele fundido los plomos, permitió encarrilar un partido que acabaría siendo más sencillo de lo previsto.

Al Hércules, que venía de meterle un buen meneo al Atlético, no se le vio en El Molinón. Confirmó que, salvo su campanada en el Camp Nou, es un equipo que se evapora lejos de casa. Trezeguet y Valdez estuvieron tan olvidados que solo se advirtió su presencia por alguna entrada que denotó su impotencia.

A diferencia de otros partidos, el Sporting pudo esta vez conservar la ventaja porque fue más sólido, con peso en el centro del campo. Preciado inyectó vitalidad y atrevimiento con un chaval de la cantera, Nacho Cases, acompañando a Eguren y Diego Castro. Cases responde al prototipo de moda en el fútbol español, menudo físicamente, pero con calidad y determinación para que el juego fluya. Su frescura contagió al Sporting.