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La Universidade de Santiago da marcha atrás al despido de 11 monitores

Algunos de los interinos ya habían recibido la carta de rescisión

Pablo Linde

La Universidade de Santiago de Compostela (USC) ha tenido que dar marcha atrás en su intención de rescindir el contrato de 11 monitores interinos de actividades deportivas. Las clases que impartían eran económicamente rentables y estaban programadas para todo el curso, por lo que el despido habría supuesto que muchos alumnos que ya habían pagado las cuotas hasta junio se quedasen sin sus actividades.

Según reconoció ayer un portavoz de la USC, los contratos, que estaban venciendo entre diciembre y enero, se prorrogarán de momento hasta el final de este curso académico, de forma que las actividades saldrán adelante tal y como estaban previstas. No explicó, sin embargo, la motivación última que ha llevado a la Universidad a cambiar de opinión. Algunos de los monitores ya habían recibido incluso sus cartas de rescisión de contrato. Los que lo tenían todavía vigente durante este mes ya no recibirán esa misiva, aunque, según fuentes sindicales, el futuro a partir del curso que viene es incierto. Una de las monitoras que iba a perder su empleo, la que imparte clase en la sala de entrenamiento físico, está embarazada.

Las clases tienen superávit y están programadas para todo el curso

Estas fuentes atribuyen a una decisión precipitada y a una concatenación de errores el hecho de que se decidiese prescindir de los profesores en mitad del curso sin prever siquiera qué se haría con los cursos en marcha. En su día, el rector Juan José Casares Long esgrimió la acuciante deuda de la institución como motivo para las rescisiones y el recorte de actividades. Sin embargo, la Universidade de Santiago recaudó más de 649.000 euros por las cuotas que pagan los usuarios, lo que, según estas fuentes, garantiza el superávit del departamento, que año tras año gana dinero con su programa de escuelas deportivas. Es una rentabilidad global. Hay cursos específicos, por ejemplo, para personas discapacitadas, que requieren la atención de más personal del habitual que son deficitarios, pero que la Universidade de Santiago había llevado a gala por su carácter inclusivo. Otra de las intenciones de la Universidad era no prolongar durante más de tres meses la interinidad de los profesores para evitar problemas legales.

La convivencia de personal fijo de la fundación deportiva con los interinos que se han visto al borde del paro, hacía que si no hubiesen renovado se habrían tenido que cancelar actividades mientras otras muy similares se seguían manteniendo. Alrededor de la mitad se habría continuado impartiendo igual que hasta ahora. "No tenía mucha lógica, daba pie a generar una situación bastante caótica", recalcan las fuentes sindicales.

De aquí hasta el final del curso, los trabajadores interinos aprovecharán para negociar su futuro de cara al año que viene, mientras la fundación deportiva de la universidad planifica sus actividades para el próximo curso.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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