Las conversaciones de Isabel II, secreto de Estado
El Gobierno blinda también a los príncipes Carlos y Guillermo
Al principio fueron hechos aislados, pero ahora cada vez es más frecuente que los medios de comunicación británicos reproduzcan como si tal cosa las conversaciones que los miembros de la familia real mantienen, bien sea entre ellos, bien con miembros de la clase política. La situación explotó cuando el otoño pasado la prensa publicó que la reina Isabel, para afrontar el costoso mantenimiento de sus numerosos palacios, había propuesto al Gobierno de David Cameron beneficiarse de las ayudas estatales a las personas con escasos recursos. Fue la gota que colmó el vaso. Desde ese momento, el Gobierno se puso a trabajar para blindar las comunicaciones de la familia real, que a partir de ahora serán consideradas como secreto de Estado. Todo ello mientras se debate una ley en Reino Unido para dar más transparencia al mayor número posible de organismos que se benefician del dinero público.
El documento en el que trabaja el Ministerio de Justicia, difundido el pasado fin de semana por diversos medios de comunicación, afirma que habrá "protección añadida para la información en relación con las comunicaciones con los miembros de la familia real". Esta protección incluirá a "aquellos que escriben en su nombre, particularmente de la soberana [la reina Isabel], el heredero [el príncipe Carlos] y el segundo en la línea de sucesión al trono [el príncipe Guillermo]".
La iniciativa es un revés para quienes promueven que el secretismo no sea un privilegio de la monarquía y que se conozca mejor la situación financiera de la casa real, de las muchas propiedades que gestiona y del dinero público que recibe.
Algunas voces ya se han dejado oír para criticar la medida. Maurice Frankel, jefe de la campaña por la libertad de información, declaró al diario The Independent que proteger las comunicaciones escritas en nombre de la reina y el príncipe haría posible incluso que "los guardias de los parques reales" se quedaran también al margen de la supervisión pública. Y fue más allá al asegurar que el príncipe Carlos está detrás de esta iniciativa y que se ha dirigido a diversos miembros del Ejecutivo para pedir amparo.
Pero ayer la familia real británica estaba ocupada en un tema más festivo: la celebración del 29º cumpleaños de Kate Middleton, el último como soltera.
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