Francisco Javier Río Barja, geógrafo de la magia gallega

De no haberse alzado Franco y sus tropas contra el Gobierno de la República, Francisco Javier Río Barja probablemente habría formado parte de una hipotética segunda promoción de la Xeración Nós. Este geógrafo humanista, fallecido el pasado miércoles, 5 de enero, a los 91 años, mientras se encontraba de vacaciones en las islas Canarias, discípulo conspicuo de Ramón Otero Pedrayo, entendió su oficio igual que los intelectuales galleguistas de la preguerra, agrupados en torno al Seminario de Estudos Galegos: como un servicio al país y sus gentes. "El carácter, e incluso la forma de pensar de una persona, vienen dados por el lugar en el que vive, con sus características geográficas, climatológicas, geológicas...", escribió una vez. Al fondo, el Sereno e grave gozo, en el que Otero reflexionaba con prosa de alta carga poética sobre el paisaje gallego.

Nacido en Lugo en 1919, Río Barja fue, antes que estudioso de costas, ríos y montañas, cartero. Había aprobado las oposiciones a Correos a poco de que comenzara la Guerra Civil y en ella fue mobilizado, precisamente, como repartidor de correspondencia. A su regreso, inició los estudios de Geografía e Historia en una Universidad de Santiago depurada de elementos izquierdistas y galleguistas.

Su hija Pilar recordaba recientemente lo a disgusto que se encontró en unas aulas donde nada era lo que él esperaba. Ya en los años cincuenta, cuando Otero Pedrayo recuperó su cátedra, Río Barja pasó a ser su adjunto. Probablemente al lado del novelista y autor, entre otras tentativas geográficas, de Síntesis xeográfica de Galicia (1926) aprendió Río Barja a trufar de literatura el trabajo científico.

Su obsesión por las condiciones objetivas de la tierra donde viven los hombres y las mujeres lo llevaba a afirmar que Napoleón o Hitler habían perdido guerras por no saber geografía.

Una de sus más famosas -y controvertidas- intervenciones respecto a la geografía de la esquina noroeste fue su estudio sobre el nacimiento del río Miño. Mientras que, durante mucho tiempo, los geógrafos, gallegos, españoles y foráneos, estuvieron de acuerdo en situarlo en Fontemiña, en el municipio lucense de Fuenmiñana, Río Barja concluyó que la fuente verdadera y originaria está situada en el Pedregal de Irima, en mitad de la sierra de Meira, en el municipio del mismo nombre, también en Lugo. Es este lo que queda de una antiquísima morrena glaciar en medio de una ladera donde ahora han brotado los molinos de un moderno parque eólico, esos nuevos aditamentos con los que se jalona en la actualidad la geografía gallega que con tanto ahínco estudió Río Barja. No en vano, el alcalde de Meira, Rosendo Folgueira, recordó con añoranza al geógrafo en el periódico La Voz de Galicia: "Hizo incluso que la Confederación Hidrográfica del Miño cambiara su opinión para afirmar que el río nace en las estribaciones de nuestra sierra". "Me siento triste, porque era una de esas personas con las que te irías al fin del mundo para escucharle hablar", añadió.

Su labor como geógrafo y escritor le granjeó la obtención de varios premios, como la Medalla Castelao que concede la Xunta de Galicia; el premio Galicia de Investigación; el Valle Inclán; el Otero Pedrayo, que recibió hace tres años; el Trasalba que concede la Fundación Otero Pedrayo. Incluso en la quinta provincia, Buenos Aires, recibió reconocimiento con el galardón Alfredo Brañas que le otorgó el Centro Gallego de la capital argentina.

"Más allá de su larga e intensa dedicación docente", afirmó el presidente del Consello da Cultura Galega, Ramón Villares, "fue un gran divulgador y popularizador de la geografía de Galicia con sus libros y, muy especialmente con los trabajos realizados en la Televisión de Galicia". Además de pertenecer a este Consello, Río Barja era miembro del de la Cultura Galega y de la Real Academia Galega.

La serie documental Xeografía de Galicia, dirigida por Río Barjas, fue editada en 15 vídeos y coproducida por el Consello da Cultura, institución de la que fue fundador en 1983 y a la que perteneció hasta su muerte. Como también formó parte del Instituto Padre Sarmiento, el organismo que sustituyó al Seminario de Estudos Galegos desmantelado en 1936 por las autoridades fascistas. Didáctica da xeografía (1980), Os ríos de Galicia (1994) o Galicia, esa descoñecida (2000) fueron los títulos de algunas de sus obras de quien fue, según Villares, "un hombre discreto, amable y elegante".