Los falsos apuros del pistolero de Olot
Pere Puig confesó a la policía que mató a sus dos jefes y a dos emplados bancarios agobiado por las deudas y disponía de 30.000 euros a plazo fijo
Pere Puig, el albañil de 57 años que el mes pasado mató a balazos a sus dos jefes y a dos empleados de una sucursal de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) en Olot (Garrotxa) por supuestos agobios económicos, era titular de dos depósitos bancarios a plazo fijo en los que disponía de un total de 30.000 euros. Así lo detalla la documentación bancaria requerida por el Juzgado de Instrucción número 2 de Olot, que lleva la causa, a petición de la acusación particular, que ejerce el letrado Carles Monguilod.
Estos depósitos no se saldan hasta su fecha de vencimiento, pero pueden liquidarse en cualquier momento previa asunción de la penalización económica prevista. El presunto asesino, por tanto, habría podido disponer del dinero si lo hubiera considerado necesario, subraya Monguilod. "El supuesto móvil de la desesperación por las deudas queda desmontado. Puig no tenía ninguna hipoteca a su nombre y encima tenía 30.000 euros", destaca el abogado en referencia al móvil económico que los Mossos d'Esquadra atribuyeron a la matanza tras tomar declaración al asesino. Ambos depósitos, además de otra libreta de ahorro en la que el asesino tenía 6,52 euros, quedaron bloqueados a finales del mes pasado por orden del juez que instruye el caso.
La acusación particular requirió al juez la prueba de los ahorros del albañil
Los dos depósitos a plazo fijo, con 6.000 y 24.000 euros, pertenecen a una entidad distinta (BBVA) a aquella en la que trabajaban los dos empleados asesinados y vencían, respectivamente, el pasado 4 de enero y el próximo 31 de agosto. A estos haberes debe añadirse otra cuenta que el asesino comparte con su padre y su hermana, en la que hay "unos 4.000 euros", según declaró Puig ante el juez el mes pasado.
Estas cantidades descartan los apuros económicos que Puig adujo ante la policía como justificantes de sus crímenes, insiste la acusación. El homicida declaró al juez y a la policía que tiroteó a sus dos jefes con su rifle de caza porque "no llegaba a fin de mes" y la constructora le debía dos pagas extra, "unos 2.300 euros". Luego se dirigió a la sucursal de la CAM y asesinó a dos empleados por motivos supuestamente similares. Puig tenía con la CAM una deuda de 5.500 euros que contrajo con su tarjeta de crédito y que creía haber saldado. Días antes de los hechos, Puig fue informado por los trabajadores de la CAM de que solo había satisfecho los intereses de la deuda. Los mató como represalia.
Tras los motivos económicos ahora cuestionados, el asesino añadió an te el juez otro impulso criminal: una obsesión irracional contra sus superiores y otras personas que, dijo, le amargaban la vida. "Mi jefe estaba en mi cabeza, me dominaba como si fuera una serpiente", explicó al juez. También detalló que planeaba asesinar a otras dos personas a las que no encontró durante la mañana de la matanza, el pasado 15 de didiembre: el dueño del bar donde desayunaban sus jefes y un electricista que trabajaba eventualmente con su empresa. "Los quería matar porque me miraban mal, ponían mala cara, iban en mi contra. Si los hubiera encontrado, les habría disparado", señaló.
Tras esa declaración, la acusación solicitó un examen médico-forense del pistolero de Olot para evitar que la defensa alegue enajenación mental transitoria como atenuante de la pena que puede imponerle el juez por los cuatro asesinatos. El informe médico constata que el acusado no presentaba antecedentes psiquiátricos, ideas delirantes u otro síntoma psicótico. La abogada de la defensa espera ahora los resultados de otro informe médico para determinar la salud mental del acusado. El juez, por su parte, decretó prisión sin fianza para el asesino el pasado 17 de diciembre.
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