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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Alireza Pahlevi, hijo del último sah de Irán

Vivió 32 años en un discreto exilio entre Egipto y Estados Unidos

Su familia perdió una corona. La dictadura prooccidental de su padre dio paso a un régimen fundamentalista religioso que ha convertido a su país en una anomalía en la escena internacional. A los 12 años tuvo que huir de Irán y se refugió en Nueva York, el principio de un largo exilio que, pasando por Egipto y regresando a EE UU, solo le provocó una profunda insatisfacción. Alireza Pahlevi falleció el martes en su casa de Boston. A sus 44 años, era un experto en la historia y la cultura de una patria que nunca pudo volver a visitar, hijo segundo de una familia que aún recuerda con la misma amargura del primer día su expulsión de Teherán hace 32 años.

"Al igual que millones de jóvenes iraníes, a él le apenaban todos los males caídos sobre su amada patria, así como el tener que soportar la carga de la pérdida de un padre y una hermana en su joven vida", dijo la familia en un comunicado. "A pesar de que luchó durante años para superar su dolor, finalmente sucumbió, durante la noche del 4 de enero de 2011, en su residencia en Boston, donde se quitó la vida, sumiendo a su familia y amigos en un gran dolor".

A su salida de Irán, Alireza estudió en el Colegio Americano de El Cairo. Su padre murió en 1980 y su madre y hermanos regresaron a EE UU. Así fue la infancia de Pahlevi, el segundo príncipe de Persia siempre en la sombra. Cuando a su hermano y aspirante a la corona de un país ya sin reyes, Reza, se le acusó de alentar las protestas callejeras contra la reelección de Ahmadineyad, en 2009, Alireza se mantuvo en segundo plano. Antes, su familia ya se había desintegrado. Leila Pahlevi, la hija menor del sah y Farah Diba, murió en Londres a los 31 años, en 2001. Fue sobredosis de un somnífero y algo de cocaína, según la autopsia.

En EE UU, Alireza estudió musicología en Princeton e historia iraní en Columbia. En Harvard añadió estudios de historia antigua persa. Según su madre, disfrutaba del paracaidismo, el buceo, el vuelo y la lectura. Nunca se casó. No regresó a Teherán.

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