Mascarell debuta con los remozados Premios Terenci Moix

Era a finales de la década de 1960, en el restaurante Can Parelladeta de Barcelona. Allí, un joven intelectual cenaba "con una gente con un punto y medio más que los otros, que rompían modelos estéticos y fronteras, como los libros de Terenci", allí descubrió "su vitalidad". Entre esos comensales más altos estaban Benet i Jornet, Enric Majó, Àngels Moll, Rosa Maria Sardà, Josep Maria Mainat... los amigos de Terenci Moix. Y allí estaba ese joven intelectual, Ferran Mascarell, hoy flamante consejero de Cultura de la Generalitat. Y un poco de querencia por esa gente y esos tiempos es lo que justifica que Mascarell debutara ayer en su cargo asistiendo a la presentación de las novedades de la séptima edición de los Premios Internacionales Terenci Moix.

El salto del fallo del día de Sant Jordi al 22 de septiembre, en plena Mercè ("la Diada nos engullía", aclara Ana María Moix, presidenta de los premios); el cambio del Liceo por el Palau de la Música; las incorporaciones al jurado de Ana María Matute (por Jose Saramago), Rosa Vergés y Anaïs Schaff, y la inclusión del premio de periodismo son los notables cambios del galardón.

En el día que Terenci hubiera cumplido 69 años, Mascarell, afónico, no quiso quitarle ni un ápice de protagonismo y no respondió a pregunta alguna que no fuera sobre los premios, que elogió calificándolos de "heterodoxos y con criterio". Sobre la confección de su equipo, solo dijo: "Denme una semana". Muy Mascarell.