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La larga crisis reduce la tasa de cobertura a los parados

Manuel V. Gómez

La crisis entra en 2011 en su cuarto año. Y si sus consecuencias en el terreno social no han tenido el impacto que cabría esperar de una destrucción de empleo sin parangón, tienen mucho que ver con la protección a los parados, es decir con las prestaciones y los subsidios por desempleo. La tasa de cobertura así lo demuestra. En noviembre, un 76,7% de los desempleados registrados recibía algún tipo de ayuda de los servicios públicos.

Pero lo preocupante de este porcentaje, con ser uno de los más altos de la serie histórica, es que comienza a remitir. En noviembre de 2009, la tasa era del 78,7%. La primera oleada de parados que se vieron afectados por la crisis hace ya más de dos años comienza a perder su derecho a la protección por desempleo.

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En principio, el retroceso de la tasa llega por una cuestión meramente estadística. El número de parados total (4,1 millones) ha crecido mucho más que el de quienes tienen derecho a percibir protección (casi tres millones). Pero la situación se agrava si se tiene en cuenta que la calidad de la cobertura a los parados mengua mes a mes. La duración de la crisis está disparando el paro de larga duración. Los desempleados no encuentran trabajo, agotan las prestaciones contributivas y pasan a percibir el subsidio, siempre de menor cuantía. Además, el Ejecutivo ha decidido acabar en febrero con la paga de 426 euros a la que tienen derecho los parados que ya han perdido el resto de ayudas.

A pesar de todo, esta factura no deja de crecer y se ha convertido en uno de los principales agujeros de las cuentas públicas. Si en 2007 ascendió a casi 15.000 millones de euros (un 1,4% del PIB), los 2.628 millones de noviembre elevaron el gasto a casi los 30.000 en lo que va de año.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
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