Dos firmas inactivas facturaron 4,7 millones por obras en Terra Mítica
El informe final de Hacienda confirma la existencia de empresas ficticiasEl inspector hace constar en el informe el abuso de precios en las obras
Las empresas Gribal y Trabajos Auxiliares del siglo XXI (Traux) facturaron 4,7 millones de euros por obras en Terra Mítica. No sólo no las hicieron. Es que ambas sociedades estaban inactivas. Así lo confirma el inspector de Hacienda en el informe definitivo sobre la documentación incluida en el sumario por supuesto delito fiscal, falsificación y delito mercantil de una trama de 19 empresas, entre ellas la propia Terra Mítica, por valor de más de 4,4 millones de euros a través de facturas falsas que sirvieron para evitar la liquidación de los impuestos de IVA e impuesto de sociedades en los años 2000 y 2001.
La figura central de Gribal, y también una de las importantes de la trama, por la que hay imputadas casi 40 personas, es José Luis Rubio. Junto a él, en la gestión de esta empresa, José Antonio Llopis y Felipe Moreno Carpio. En 2000, Gribal facturó a otras cuatro empresas de la trama casi 600.000 euros y cerca de un millón en 2001. Eran operaciones no ajustadas a la realidad. La mayor parte del tiempo, la firma, como recoge el inspector en el informe, sencillamente no tuvo actividad alguna. Y cuando la tuvo, en su memoria consta que solo había un empleado contratado y a tiempo parcial.
Un perfil similar es el de Traux. Facturó más de tres millones de euros a cuatro empresas de la trama por trabajos supuestamente realizados en las obras de construcción del parque Terra Mítica. Sin embargo, sus gastos de personal no llegaron a los 600 euros, emitió facturas con desfases temporales notables, no tenía movimientos financieros. La conclusión del inspector es que la empresa solo servía para cumplir el recorrido de facturas falsas entre las integrantes de la trama para evadir impuestos y cobrar servicios que no se realizaron. Traux no tuvo actividad propia y al inspector le resulta imposible considerar que la actividad presunta se sustente sin empleados.Un sobrecoste del 450%. Ese es el margen con el que trabajaba, por ejemplo, la empresa constructora Nou Mil·leni. Lo recoge así el inspector de Hacienda en el informe final recientemente aportado a la causa. Según los datos examinados por él, esta empresa, en su declaración de Impuesto de Sociedades de 2001, cifró sus gastos en 130.379,92 euros. Las ventas declaradas fueron de un importe poco superior a 717.000 euros. Eso supondría un margen empresarial, según sus cálculos, de casi 600.000 euros. "Cuantía que representaba un 450% sobre costes", afirma el experto. Y añade: "Estaba fuera de toda lógica económica, atendiendo al sector en el que se desarrollaban los trabajos y al tipo de entidad (subcontratista) al que se referían los mismos".
En las obras del parque temático, el que fuera proyecto estrella del ex presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, el perito deja claro que respecto de las empresas implicadas en la trama no hubo control sobre aspectos muy elementales. Por ello, se duplicaron tareas.
Una de ellas fue la gerencia de jardinería, que recayó sobre C3, la empresa de Vicente Conesa, empresario amigo de Zaplana que ya fue investigado en la década de los noventa por supuestas irregularidades en la adjudicación de varios proyectos del Ayuntamiento de Benidorm, del que Eduardo Zaplana era alcalde. Esa gerencia que consigue Conesa no era un puesto orgánico dentro de la estructura de Terra Mítica sino un área de trabajo. Conesa subcontrató, como queda claro en el informe, en varios niveles.
Pero Terra Mítica seguía pagando a otros proveedores por trabajados que en teoría le correspondían a la gerencia de jardinería. Y, como el perito detalla en el informe final de Hacienda, se produjeron cosas como que pagara a una empresa por la tierra para rellenar un metro de la zona de jardín el equivalente a seis euros y a otra, por lo mismo, más del doble.
El experto de Hacienda tiene claro que el parque pagó precios muy elevados por servicios que incluso no se especificaban y era imposible valorar. Y no certificó que se realizaron como se habían contratado. Y pone algunos ejemplos, Gribal facturó una serie de trabajos de alto nivel técnico, "control y revisión de planos de ingeniería en la construcción de las obras". Y no existe en el expediente de esa empresa "indicio de que dichos trabajos hubieran sido encargados a terceras empresas, ni tampoco existan otros elementos, distintos de las facturas de Gribal, que justifiquen la realidad de los trabajos cuestionados".
A Terra Mítica, según el informe, no le extrañó, porque no lo supervisó, que empresas sin ninguna especialización acometieran responsabilidades en la ejecución de obras que no les correspondían. No prestó atención (el perito no entra en valorar si fue intencionadamente o no, es un extremo que valorará el juez cuando determine qué responsabilidad tuvo la empresa), a que las firmas fueron cambiando de manos y manipulando los objetos sociales sin lógica aparente.
La propia Gribal, sin actividad buena parte de los ejercicios bajo sospecha, se dio de alta como mercantil dedicada a la "construcción y rehabilitación, actividades de comercio de plantas, la dirección y ejecución de proyectos agrícolas y de jardinería, así como el diseño, proyección, construcción y realización de presas, diques, embalses, canales, acequias y conducciones de agua para riego".
Datos del 'caso Terra Mítica'
- Denuncia. La Agencia Tributaria denunció en junio de 2005 la trama y la fiscalía lo hizo al juzgado a finales de ese año.
- Primer archivo. La Audiencia anula en febrero de 2006 porque el trámite de Hacienda no dio voz a los denunciados.
- Reapertura. En mayo de 2006. Ya ha prescrito uno de los delitos, el de falsedad documental.
- Recurso. En marzo de 2009, el TSJ estima el recurso de varios imputados porque Hacienda no les dio la oportunidad de alegar.
- Segundo archivo. El juez archivó en enero pasado el delito fiscal. Pero en septiembre pasado lo rescató
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