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Necrológica:
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Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

John B. Fenn, el Nobel que 'fotografió' las proteínas

Utilizó la espectrometría de masas para su estudio de estas moléculas

Las proteínas son los principales componentes estructurales de las células y también catalizan todas las reacciones químicas que sustentan a vida. Son las nanomáquinas naturales que ejecutan todas las tareas de los seres vivos. Pero para conocerlas, para saber cual es su función, es imprescindible definir su estructura tridimensional.

Y eso, hasta 1999, era extremadamente difícil. De hecho, tan solo se habían resuelto las formas de 10 proteínas. Sin embargo, al año siguiente ya se habían definido las estructuras de 2.000 proteínas. En semejante salto científico tuvo mucho que ver el análisis de las moléculas a través de la espectrometría de masas de los estudios de John B. Fenn, fallecido a los 93 años en Richmond, Virginia, el 10 de diciembre.

La espectrometría identifica las moléculas (como las proteínas) según su aceleración en un campo eléctrico. Este método permite reconocer con gran rapidez (antes eran semanas; ahora, pocas horas) qué proteínas están presentes en una muestra y, por lo tanto, qué proteínas interactúan con qué otras en el interior de un ser vivo.

Fenn perfeccionó esta técnica con lo que se conoce como electrospray, que permite la pulverización de las moléculas de elevado peso molecular para su posterior análisis. "Cada proteína tiene una función biológica", explicó Fenn a EL PAÍS en 2000; "el conocimiento de esa función nos informa del funcionamiento del organismo, de cómo los factores ambientales intervienen en la aparición de la enfermedad".

Nacido el 15 de julio de 1917 en Nueva York, John Bennet Fenn estudió química en el Berea College de Kentucky, y se doctoró en Yale. Trabajó en diversas empresas químicas en Alabama, una de ellas de motores de combustión. De ahí pasó en 1959 a dirigir el proyecto Squid, un programa de investigación de la Armada estadounidense sobre la propulsión a reacción que gestionaba la Universidad de Princeton. De esta manera, Fenn se convirtió en profesor de ciencias aeroespaciales y mecánicas en esta Universidad. Más tarde, en 1967, se trasladó a Yale.

Fenn batalló (y perdió) con esta Universidad por la patente del electrospray, que él había registrado de forma personal antes de hacerlo como miembro de la institución, algo que prohibían (y prohíben) las normas de la misma. En 2005, fue condenado a pagar a Yale un millón de dólares (745.000 euros).

Las técnicas de Fenn poseen ahora innumerables aplicaciones, desde el diagnóstico del cáncer hasta la evaluación ambiental o el análisis de los alimentos. Pero, sobre todo, han servido para el desarrollo de nuevos fármacos, porque cuando se determina qué proteína errónea, extraña o fabricada en exceso es la responsable de una enfermedad, conocer su forma tridimensional es esencial para diseñar un fármaco que la inactive.

"Es bastante seguro afirmar que en los antecedentes y el desarrollo de cualquier medicamento que sale hoy en día al mercado haya intervenido en gran medida la espectrometría de masas con electrospray", dijo Fenn en 2002 a la revista Investor's Business Daily, citada por The Washington Post.

Ese mismo año le fue concedido el premio Nobel, que compartió con el japonés Koichi Tanaka, que también había investigado las proteínas con la espectrometría, y el suizo Kurt Würthrich, que lo había hecho utilizando la resonancia magnética nuclear. La industria farmacéutica actual no sería lo mismo sin ellos.

John B. Fenn, en su laboratorio de Richmond, en 2002, poco después de recibir el premio Nobel.
John B. Fenn, en su laboratorio de Richmond, en 2002, poco después de recibir el premio Nobel.AP

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