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El genoma del mejillón ayudará a sintetizar un adhesivo para cirugías

Investigaciones Marinas y la Universidad de Vigo comienzan la secuenciación

Cuando se conozca, el genoma del mejillón será la base para desentrañar los misterios de una especie tan cercana como alienígena, resistente hasta el extremo y prácticamente incapaz de desarrollar cánceres. La revelación de su ADN supondrá un paso crucial para el desarrollo de medicamentos y ayudará a sintetizar, por ejemplo, un potente adhesivo cicatrizante que en el futuro podrá sustituir la sutura de las operaciones quirúrgicas.

"Conocemos palmo a palmo la Luna", y no reparamos en la gran incógnita que habita las rías. "La gente ve el mejillón en la lata y no se para a pensar que ese ser es totalmente marciano, un supermán que aguanta horas sin respirar, que vive sin inmutarse en condiciones extremas, de frío y calor, de sequedad y humedad. Un bicho que esconde el secreto de la resistencia al estrés, que apenas sufre mortalidad, con una especie de antibiótico natural (los péptidos antimicrobianos) que lo vuelve inmune a determinadas enfermedades". Antonio Figueras, científico del Instituto de Investigaciones Marinas (CSIC), podría hablar semanas seguidas de la compleja existencia de sus compañeros de trabajo. Los mejillones criados en este centro vigués de referencia son de casta, tienen padre y madre conocidos y controlados, y en breve van a protagonizar el más ambicioso proyecto genómico llevado a cabo en Galicia. Figueras, coordinador del proyecto de secuenciación del genoma del mejillón, que va a ser desarrollado a lo largo de tres años por investigadores de su instituto y de la Universidade de Vigo, advierte de que su equipo no sabe "lo que se va a encontrar".

Parten de lo descubierto durante muchos años de investigación, de una base de datos importante y de unas cuantas constataciones prácticas como las dotes inmunes de este bivalvo o esa capacidad tan grande de adherirse a las superficies, que le permite viajar a toda velocidad sujeto al casco de un barco como si tal cosa. "Yo tengo 53 años, pero aunque tuviera 23 sería incapaz de agotar la riqueza que va a generar el genoma del mejillón. Esto da para que investigue luego mucha gente, mucho tiempo, en el mundo", asegura el científico.

De momento, si se habla de moluscos, en el planeta solo se ha descifrado el genoma de la ostra japonesa (Crassostrea gigas), todavía sin publicar. El segundo, por tanto, será el mejillón en su versión gallega (Mytilus galloprovincialis, que se extiende hasta el País Vasco, Francia y el sur de Inglaterra y alcanza el Mediterráneo), un organismo bastante más complejo genéticamente. Los investigadores vigueses planean ir volcando desde el principio sus descubrimientos en una web abierta a toda la comunidad científica, aunque, reconoce Figueras, "puede que se haga un gran barrido previo de cuestiones concretas, de interés estratégico para Galicia".

El genoma del mejillón podrá valer, entre otras cosas, para domesticar y mejorar este recurso, de momento una especie salvaje, y para encontrar respuestas al problema de las toxinas que paralizan periódicamente el sector. Galicia es, después e China, la segunda productora mundial de mejillón, con 210.000 toneladas anuales, una facturación de 150 millones de euros, 11.500 puestos de trabajo directo y 7.000 indirectos. Esta producción constituye el 80% del total de la acuicultura marina de España.

El objetivo del equipo investigador es "añadir valor a esta riqueza", prestando atención, sobre todo, a los péptidos antimicrobianos que hacen a estos moluscos invulnerables a ciertas enfermedades, y a su pegamento, secretado por la glándula del viso. La Nasa ya ha patentado esta sustancia compuesta por proteínas naturales, pero se necesitan toneladas de mejillones para extraer una cantidad mínima y todavía no se ha dado con la composición adecuada para la aplicación en cirugía con humanos. Cuando se conozcan los genes responsables de este adhesivo, se podrán crear las condiciones para sintetizarlo biológicamente en insectos u organismos celulares.

Apenas dinero público

"Esto lo vamos a hacer sí o sí. Sacaremos dinero de debajo de las piedras, porque este genoma, que no es patrimonio nuestro, sino de todos, no puede quedarse en genomilla". La secuenciación del genoma del mejillón costará 240.000 euros. "Es lo mínimo imprescindible", afirma Antonio Figueras, "los investigadores no cobramos nada porque de nuestros sueldos ya se encargan el Estado [en el caso de los del Instituto de Investigaciones Marinas] y la Universidade de Vigo". Sin embargo, para el proyecto en sí, los científicos no han conseguido nada más que la tercera parte, una subvención de 80.000 euros que les valdrá para empezar concedida por la Consellería de Economía. Además, uno de los mayores responsables de la investigación (en concreto, del análisis bioinformático), Carlos Canchaya, tiene un contrato Parga Pondal, una beca de la Xunta hoy de futuro incierto.

Los científicos no quieren llegar a depender del capital privado y confían en que la Administración pública caiga en la cuenta de "la importancia que para el desarrollo de la comunidad tiene esta investigación", pero ya han recibido ofertas de varias sociedades de capital riesgo, y aseguran que, de una u otra forma, van a llegar al final del genoma. "Tiene que ser Galicia la primera en conseguirlo".

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