_
_
_
_
Crítica:FUSIÓN | Pitingo
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una inconsistente doble militancia

Lo dejó escrito el maestro Aute hace ya casi cuatro lustros, pero anoche, sentados en el teatro Calderón, nos venía a la memoria con plena vigencia: "Qué divina la moderna moda moderada de lo light". Una reflexión de 1991 que hoy le viene al pelo (engominado) a Antonio Manuel Álvarez Vélez, alias Pitingo, cantaor meritorio embarcado en una aventura de mestizaje flamenco-pop-soul-góspel tan voluntariosa como escasa de empaque. Demasiado ligera o, para ser más precisos, un lolailo light.

Presentaba Pitingo en su escenario fetiche (hoy repite, también con todo el papel vendido) la prolongación de Soulería, ese espectáculo donde formuló, ya desde el título, el acercamiento entre arte jondo y música negra. La idea no parece descabellada: a fin de cuentas, maneja dos expresiones profundas y enraizadas de la pasión, el dolor y demás grandes argumentos del alma humana. Pero si la ocurrencia de aflamencar Killing me softly with his song, el clásico de Roberta Flack, ya resultaba entonces descafeinada, el repertorio del disco Olé y amén se ha aligerado todavía más. Y el presente esfuerzo por complacer a más pares de oídos aporta tanto cosquilleo y efervescencia en las entrañas como una gaseosa sin tapón en el verano onubense.

El material encaja en la categoría de las "melodías de ayer, de hoy y de siempre"

Las bazas estelares, por lo que se infiere del empeño en levantar al público de sus asientos, son sendas adaptaciones al castellano de She works hard for the money, de Donna Summer, y I've just called to say I love you, de Stevie Wonder. La primera es un tema solo mediano de una artista muy mediana, así que funciona, en justa correlación, solo a medias. En cuanto a la segunda, entran ganas de imitar al personaje de Jack Black en Alta fidelidad, que expulsa de la tienda de discos a un comprador que solicita esa canción. A poco que se escuche a Wonder, descubriremos medio centenar de títulos con más sustancia.

Inmerso en su doble militancia flamenca y popular, a caballo entre el cante grande y el espectáculo de variedades, Pitingo incurre en contradicciones difíciles de sobrellevar. No demandamos purismo, en absoluto, pero nos desarma la inconsistencia. Antonio arranca a pelo por soleares, prosigue con una malagueña y se crece en unas bulerías emocionantes en memoria del maestro Morente. Juan Carmona ha entrado para entonces en calor y saca a relucir ese dedo pulgar prodigioso para la guitarra flamenca. Pero sin anestesia ni aviso previo, la bulería sustanciosa deriva en el Yesterday de los Beatles, y luego en Cómo quieres que te quiera. Y la pesadillesca sombra del popurrí comienza a gravitar entre las butacas.

A partir de ahí, todo es pastiche. Incluso en la vestimenta: el Pitingo elegantón del comienzo, con fular de lunares azules, se transforma en chaqueta de cuello brillante, como de crupier. Se suceden un aburrido solo de percusiones, un Without you (Nilsson) pasadísimo de almíbar, un coro pachanguero de góspel y un cuadro de baile flamenco, con la estupenda Rocío La Turronera, en el que un saxofonista cubano se pone a tocar My way. Nada parece venir a cuento, más allá de que todo el material encaje en esa socorrida categoría de las "melodías de ayer, de hoy y de siempre".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO
Antonio Álvarez Vélez, <i>Pitingo,</i> durante la presentación del disco <i>Olé y amén.</i>
Antonio Álvarez Vélez, Pitingo, durante la presentación del disco Olé y amén.SAMUEL SÁNCHEZ

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_