_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Oh, dulce Navidad

La sospecha de que vivimos en un mundo repleto de embaucadores se va confirmando cada día que pasa, y amenaza con alcanzar velocidad de crucero con la difusión de los cables (o papelones) suministrados por Wikileaks, según los cuales aquí nada es lo que parece, o que al fin vienen a coincidir, como era el deseo de tanto artista del realismo, forma y contenido. Hace algunos años estaba de moda parodiar aquello de "¿quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos?", a lo que el gracioso de turno añadía: ¿cuánto nos costará el viaje? Ya estamos viendo lo que nos va a costar este maldito trayecto de la nada a las más altas cimas de la miseria, y lo raro es que todavía sobreviva un discurso publicitario que caber situar entre la exquisitez de la promoción misma y un entorno de tienda china de todo a cien.

No es fácil determinar si el arte es cada vez más miserable o la miseria más artística, pero salta a la vista, literalmente, que los maestros de los fogones aseguran sin piedad que somos lo que comemos, los de las pasarelas afirman sin pensárselo dos veces que somos lo que vestimos, los músicos juran que somos lo que escuchamos, los zapateros aventuran que somos lo que calzamos, los perfumistas sugieren que somos el perfume que ellos prefieren que usemos y los gurús de la dermoestética afirman que nada seremos si no nos sometemos a una de sus a menudo fantasiosas intervenciones, mientras que los bancos nos juran que fuera de su logo particular no hay vida tranquila, las cajas de ahorros utilizan nuestros depósitos como les viene en gana, los dueños de cuchitriles piden 500 euros mensuales por un cuartucho sin armario en cuarto piso sin ascensor, y etcétera.

No es necesario hacer un repaso general a toda esta ordalía de necedades interesadas. Pero no estará de más sugerir que si somos lo que comemos, el 80% de la población se alimenta de lo que exponen en los supermercados, así que se encuentran no en inminente peligro de muerte pero sí acumulando sustancias que algún día les estallarán de pronto en el corazón; que si somos lo que vestimos, aumenta vertiginosamente el número de personas que se viste en los mercadillos callejeros o similares, por lo que bien pueden ser tildados de andrajosos sin futuro (pero, amigo, con un pasado sin duda interesante) por esos estilistas de pasarela más o menos cutre; sobre los zapateros de élite nada diré, porque se supone que su afán es el cuidado estelar de nuestros pies, y en cuanto a la dermoestética puede decirse que no ha logrado del todo sus benéficos objetivos, si se considera las jetas que cada día pueden verse por las calles.

Y a partir de ahí, pues casi mejor que me paro antes de empezar a desbarrar, lo que tampoco sería de recibo en fechas tan entrañables como estas, acaso, por qué no decirlo, más embaucadoras que felices en sí mismas, incluso para los niños, pobres inocentes de pega. Felices fiestas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_