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El nuevo Gobierno iraquí se propone relanzar el potencial petrolero del país

Nuri al Maliki logra un segundo mandato nueve meses después de las elecciones

El Parlamento iraquí eligió ayer su nuevo Gobierno nueve meses después de las elecciones generales que dejaron al país en una parálisis política que congeló las inversiones necesarias para la reconstrucción. Los parlamentarios otorgaron un segundo mandato al primer ministro en funciones, el chií Nuri al Maliki, quien tras arduas negociaciones logró en noviembre aglutinar todas las facciones y pactar su reelección con la promesa de incluir en el nuevo gabinete a todos los principales partidos de todas las confesiones. Un equilibrio débil que pareció peligrar el lunes cuando la votación tuvo que posponerse por las divisiones entre los partidos sobre los nombramientos. Finalmente, Maliki consiguió ayer el apoyo para él y sus ministros.

La producción de crudo, la seguridad y las infraestructuras, las tres prioridades

A falta de la elección de carteras fundamentales como Defensa e Interior, que el jefe de Gobierno asumirá de forma interina, las designaciones dejan clara la prioridad del Ejecutivo: hacer de Irak uno de los mayores exportadores de petróleo y explotar el potencial de sus grandes yacimientos petrolíferos tras años de embargos y guerras. A partir del relanzamiento de la industria petrolera, el Gobierno se centrará dar seguridad y construir infraestructuras.

El ex ministro de Petróleo, Huseín al Shahristani, pasa a ser viceprimer ministro encargado de los asuntos energéticos. Como ministro consiguió importantes contratos con grandes compañías extranjeras con el objetivo de elevar la producción iraquí de los actuales 2,5 millones de barriles de crudo diarios hasta una ambiciosa meta de 12 millones, algo que le permitiría rivalizar con Arabia Saudí por el liderazgo mundial. El nombramiento como nuevo ministro de Petróleo de Abdul Kareem Luaibi es también una señal de continuidad para las petroleras extranjeras, ya que impulsó la firma de importantes contratos.

El balance entre las facciones está asegurado -además de la elección del kurdo Jalal Talabani como presidente y del suní Osama al Nijaifi como presidente de la Cámara-, por la continuidad en su cargo del ministro de Exteriores, el kurdo Hoshiyar Zebari (quien ocupa la cartera desde poco después del comienzo de la guerra en 2003) y por el nombramiento al mando del ministerio de Finanzas de Rafie el Esawi, uno de los principales lideres suníes.

Iyad Allaui, el principal contrincante de Al Maliki y primer ministro entre 2004 y 2005, no formará parte del nuevo Gabinete pero dirigirá un nuevo organismo, el Consejo Nacional de Política Estratégica. Alaui renunció a su lucha por ser la cabeza del Ejecutivo ante la falta de apoyos para lograr una mayoría en el Parlamento a pesar de que su partido, Iraquiya -un grupo laico que incluye la minoría suní-, fue el vencedor de las elecciones de marzo con 91 escaños, dos más que la formación de Maliki (Estado de Derecho). Se prevé que su decisión de aceptar el nuevo cargo evite nuevos enfrentamientos sectarios. Maliki reconoció ayer que la tarea a la que se enfrenta no es fácil. "Esto es lo que tenemos, y lo que tenemos podría ser mejor de lo que teníamos si seguimos firmes en nuestras decisiones", dijo ante el Parlamento.

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El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, minutos antes de la votación del nuevo Gobierno iraquí en el Parlamento.
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, minutos antes de la votación del nuevo Gobierno iraquí en el Parlamento.AP

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