"Importa más el Twitter de un futbolista que nuestras medallas"

Mireia Belmonte (Badalona, 1990) se enfadó mucho un día cuando tenía seis años. Había quedado segunda en los Campeonatos de Cataluña y no le gustó. Desde entonces intenta ser la primera. En los Mundiales de piscina corta (25 metros) de Dubái consiguió tocar la pared antes que las demás tres veces (200 y 400 estilos y 200 mariposa) y en su debut en los 800 metros libre fue segunda. Niña prodigio de la natación, vive desde los 12 años en un centro de alto rendimiento y su ambición llega tan lejos como sus afiladas uñas de porcelana.

Pregunta. ¿Se esperaba ser la mejor nadadora de los Mundiales?

Respuesta. No; la verdad es que ha sido una sorpresa enorme. En los Campeonatos de España, hace dos semanas, empecé a tener buenas sensaciones, pero en Dubái me he encontrado muy bien.

P. ¿En qué ha cambiado desde agosto? En apenas seis meses ha pasado de perder su título europeo en Budapest a ser la mejor del mundo en tres disciplinas.

R. He cambiado de entrenador

[tras los Europeos, el francés Frédéric Vergnoux se encarga de su preparación en el CN Sabadell]. Mi mentalidad creo que es la misma, pero quizá he adquirido más confianza en mí.

P. ¿Ha aprendido a manejar los nervios en las competiciones?

R. Sí. Ahora he estado mucho más tranquila. Eso se ha notado dentro del agua. No sé cuál es la razón porque con mi nuevo entrenador aún no he trabajado el aspecto psicológico.

P. ¿Era la tensión lo que le bloqueaba en las grandes citas?

R. Puede ser. Todavía no lo tengo claro.

P. ¿Cuándo empezó a plantearse competir en distancias más largas, como los 800 metros?

R. Siempre he intentado nadar todo lo que podía y con Vergnoux he empezado a hacer los 800 en buenos tiempos. Sin embargo, no me gustan mucho. Si tengo que nadarlos, los nado, pero no me siento muy cómoda. Prefiero mis pruebas de estilos.

P. ¿Le presiona saber que la gente espera resultados de usted?

R. Al revés, me motiva más.

P. ¿Ha tenido que sacrificar muchas cosas por la natación?

R. Sí, y a muchos niveles. A mi familia la veo una vez a la semana y en los estudios no puedo seguir el ritmo de la gente de mi edad. También se nota con los amigos. Pero nunca he pensado en tirar la toalla.

P. ¿Le han dado mucha confianza sus cuatro medallas en estos Mundiales?

R. Desde luego. En Dubái he empezado a despuntar y esto me sirve para decir "aquí estoy yo".

P. ¿Cómo es un día normal suyo?

R. Me levanto a las cinco de la mañana. Después me entreno de seis a ocho y media en el agua y luego voy a la Universidad [Administración y Dirección de Empresas] de nueve a 12. Cuando acabo, como, descanso un poco y a las cuatro retomo los entrenamientos. Entonces hago una hora de pesas y después, de cinco a siete y media, me entreno en el agua. Al final de la tarde llego al CAR, donde vivo, ceno, estudio un poco y me acuesto sobre las diez y media.

P. ¿Es dura esa vida?

R. Bueno, en el CAR llevo ya ocho años. Así que estoy acostumbrada.

P. ¿Es fácil vivir de la natación en España?

R. Creo que tenemos unas instalaciones buenísimas, pero a nivel mediático, como se está viendo estos días, es más importante lo que escriben los jugadores de fútbol en su Twitter que nuestras medallas. Ayudas económicas tenemos, pero no son muchas.