Batalla de dos 'viejos zorros' por el liderazgo empresarial

Santiago Herrero y Jesús Banegas habían quedado a las ocho de la tarde del pasado martes con Arturo Fernández en el hotel Adler, en el barrio de Salamanca de Madrid. Iban a negociar el apoyo del presidente de la patronal madrileña CEIM a la candidatura del primero a la presidencia de CEOE. Sin embargo, cuando una hora antes Herrero aterrizó en Barajas le saltó la alarma del móvil. Fernández le notificaba que acababa de alcanzar un acuerdo con Juan Rosell que sólo conocían ellos dos.

Desde que Gerardo Díaz Ferrán dimitió de presidente y convocó elecciones para el 21 de diciembre, esos cuatro personajes se han convertido en los protagonistas principales de esta historia. Y ese día, último para presentar las candidaturas, fue determinante en sus constantes vitales.

El dirigente catalán presentó cuatro veces más avales que el andaluz

Para entonces, Banegas ya había renunciado -aunque no lo anunciaría hasta el jueves- a presentarse en favor de Herrero y a cambio de ocupar la vicepresidencia primera en caso de victoria de éste. Por tanto, el apoyo de Fernández, que un día antes había oficializado que tampoco estaría en la pugna tras haber mareado con esa posibilidad, habría sido un preciso golpe de mano para las aspiraciones del dirigente andaluz por la importancia de Madrid. De hecho, Fernández no dudó en presentar a Herrero en un desayuno informativo, abriendo quizá falsas esperanzas.

Pero el empresario madrileño, que pese a todo se presentó en el hotel a las 20,50, le dejó con dos palmos de narices. Fue el líder de los empresarios catalanes el que asestó el zarpazo. Aunque ni él ni Fernández desvelaron los extremos del acuerdo, todo indica que éste ocupará la primera de las pocas vicepresidencias que tiene previsto instaurar Rosell si gana, frente a las exageradas 21 de Díaz Ferrán e, incluso, a las 11 que tenía José María Cuevas.

En eso coincide con el tándem Herrero-Banegas. Sin embargo, no parece que sus pretensiones sean las mismas en cuanto a la estructura organizativa. Mientras aquéllos proclaman "renovación frente a continuismo" y "gestionar la patronal como una empresa privada", Rosell se ha apresurado a afirmar que confía en el actual equipo, aunque "habrá que ver lo que hay que mejorar y lo que la gente puede dar de sí". Esto le ha fraguado el apoyo del aparato, al que sus adversarios reclamaron neutralidad.

Las declaraciones, intromisiones políticas (Esperanza Aguirre trató de convencer sin éxito a Manuel Pizarro) y compadreos han conducido a una crispación hasta descartar la posibilidad de una candidatura única, que Rosell asegura que intentó hasta la semana pasada a través de intermediarios, sobre todo de Fernández.

Ese encrespamiento tampoco augura una convivencia en calma, pese a las promesas de unidad de unos y otros tras las elecciones y a que ambos lo descartan. "Ni gobernaremos desde el sectarismo ni nos convertiremos en oposición", sostiene Herrero. "No voy con la escopeta, quiero savia nueva para sumar y no restar", afirma Rosell. Los dos, además, lo incluyeron en sus programas, junto a la necesidad de impulsar la Negociación Colectiva, posiblemente la tarea más urgente para quien gane junto a la necesidad de recuperar la representatividad empresarial, depreciada por los problemas de Díaz Ferrán.

Los dos son viejos zorros del mundo patronal y se lo conocen a fondo. No obstante, ninguno generó demasiado entusiasmo entre la gran masa empresarial, compuesta por pyme, ni las grandes empresas, que intentaron buscar alternativas como José Manuel Entrecanales y Miguel Boyer, además de Pizarro.

A juzgar por el número de avales presentados (163), Rosell parte con ventaja. Herrero aportó 44 y Banegas, 34. En total, la Asamblea General tiene 819 vocales de 228 organizaciones (véase cuadro). La mayoría está en 410, pero el censo se reduce a 770 porque hay varias pequeñas (de un vocal) que no podrán votar al no haber pagado las cuotas. El hecho de que una organización haya dado el apoyo a un candidato no determina que el voto de todos sus vocales sea el mismo. La votación es personal e indelegable. Herrero confía que los representantes de las organizaciones que han apoyado a Rosell no voten en bloque. De hecho, aseguró el viernes que cuenta con el 63% de respaldo.

De las grandes, muy pocas se han pronunciado oficialmente. WEn cuanto a Cepyme, su presidente, Jesús Terciado, da tenido una neutralidad obligada, aunque la confederación de Castilla y León (Cecale) que también preside, se ha decantado por Rosell.