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La Sinfónica y Paul Lewis culminan el ciclo Beethoven

Paul Lewis y la Orquestra Sinfónica de Galicia dirigida por Víctor Pablo Pérez han culminado con gran éxito el ciclo de los cinco Conciertos para piano y orquesta de Beethoven. Han sido dos programas repartidos en cinco jornadas en diferentes auditorios de Vigo, Pontevedra y en la propia sede de la Sinfónica en A Coruña, en los que ha marcado uno de esos hitos -como el que alcanzó hace hoy exactamente un año, triunfando en su concierto celebrado en el Musikverein de Viena- que jalonan sus más de 18 años de historia.

Esta ocasión, con Lewis como único solista y en dos semanas consecutivas, ha supuesto un abordaje diferente del ciclo frente al de hace más de una década -con cinco diferentes solistas en dos días seguidos- con desafíos y resultados bien distintos. Entonces, el reto fue la ductilidad, la capacidad de adaptación al enfoque interpretativo de cada solista sobre cada concierto, con serios problemas de entendimiento con alguno de ellos bien curtido en estas lides. Esta vez, el envite -superado con creces- ha sido ahondar en la unificación de criterios con el solista hasta lograr una verdadera comunión interpretativa, favorecida por el uso de las ediciones críticas publicadas las últimas décadas.

Fuerza poética

Paul Lewis, que sigue un criterio de estricta observancia de los textos beethovenianos en cuanto a tempos, medidas y adornos, dota sus versiones de una especie de magia poética. En primer lugar, por su fraseo; pero también por la perfecta distinción y uso de los diferentes tipos de pulsación, con la alternancia de un sonido de ligera viveza con otro tan lleno de energía como exento de brusquedad. Un sonido que, por su sabio uso del pedal, resulta tan envolvente como nítidamente claro; y que propicia momentos en los que las sensaciones acústicas, pura física, rozan lo onírico, llegando a hacer que el auditorio se sienta en una especie de levitación emocional de hondo calado.

Fue la sensación al inicio del Largo del Concierto nº 1. Antes, una cadenza de su Allegro con brio, original del propio Beethoven y raramente usada, nos hizo sentir toda la fuerza de su música. El Concierto Emperador tuvo otra versión magistral de Lewis, Víctor Pablo y la Orquestra Sinfónica, con unos momentos de pura ensoñación orquestal al inicio del Adagio, y espléndidas intervenciones de los solistas de vientos.

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