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"Se tendrán que tragar sus palabras"

Sobresalto en Polop al vincularse el asesinato del alcalde a su vida privada

Polop vivió ayer un nuevo sobresalto tras publicar este periódico que la Guardia Civil ha retomado la investigación de la vida privada del ex alcalde Alejandro Ponsoda, asesinado en octubre de 2007, para tratar de encontrar a los responsables del crimen, lo que dejaría en un segundo plano el móvil urbanístico que llevó a la cárcel al sucesor de Ponsoda como autor intelectual, su sucesor en el cargo, Juan Cano, y otras seis personas. Este periódico contactó ayer con el domicilio familiar de Cano, que sigue sin querer hablar con los medios de comunicación.

La sensación que transmiten muchos de los vecinos de esta localidad de la comarca de La Marina Baixa, a los que cuesta convencer de mantener una conversación mínima y en todo caso solo se plantean hablar con los periodistas si se les respeta el anonimato, es que la población vive en un estado de ley del silencio. "Ya era hora que se publicara que la vida privada de Alejandro dejaba mucho que desear", comentó un vecino que dijo saber de la condición sexual del ex alcalde y de la enfermedad de transmisión sexual de la que se trataba desde 1994. Otro reconoció incluso haber visto la parte del informe de la Guardia Civil que recoge el sumario donde se relatan algunas actividades de Ponsoda en Valencia, cuando supuestamente iba a las visitas médicas de la capital valenciana.

"Ahora mucha gente se tendrá que tragar sus palabras", reconoció otro ciudadano que siempre sospechó que el asesinato estaba vinculado a las cuestiones privadas de Ponsoda, entre otras cosas porque además de sus viajes a Valencia también visitaba saunas de Benidorm, a apenas 10 kilómetros de distancia de Polop, y los rumores en un pueblo donde apenas la mitad de sus 4.000 habitantes son de allí estaban a pie de calle. Aunque también añade comentarios contra Cano y Jaime Narbó por la plusvalía de casi un millón de euros que obtuvieron en la compraventa de tres parcelas.

Polop es un pueblo tranquilo, y mucho más durante un domingo de invierno. La mayoría de la actividad en el municipio la protagonizan los turistas que se acercan a ver la plaza de los Chorros o a realizar sus compras. Gente que ni siquiera sabe lo que sucedió el 19 de octubre del año 2007 en la pedanía de Xirles. Sin embargo, un vecino está convencido de que "ahora nos conocen en toda España por lo que pasó y no por nuestros valores y riqueza natural". Este es, de hecho, otro de los motivos que induce a la gente a no alimentar un asesinato que no deja de ser noticia.

"Esto es un pueblo pequeño y aquí se sabe todo", resaltó otro ciudadano polopino para dejar en evidencia que la omertá en la que se vive la población es consciente. En una localidad pequeña de interior como ésta, el pasado y los lazos familiares pesan mucho. Y el miedo a manifestarse sobre un caso que ha acabado desconcertando a todos, más.

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