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18 años de cárcel para el dueño de Parmalat por la quiebra en 2003

Un tribunal italiano condenó ayer a 18 años de prisión y a una multa millonaria al fundador de Parmalat, Calisto Tanzi, por su responsabilidad en el colapso del grupo de alimentación en 2003. Además, también ha sentenciado al equipo directivo que acompañó a Tanzi a pagar una sanción de 2.000 millones de euros. La quiebra de la empresa supuso en su día y sigue siendo todavía la mayor bancarrota empresarial registrada en Europa.

Según recuerda el tribunal de la ciudad de Parma donde se ha juzgado el caso, Tanzi no solo dejó un agujero de 14.000 millones de euros en las cuentas de Parmalat, sino que su gestión también evaporó los ahorros de más de 100.000 pequeños inversores que compraron deuda de la empresa convencidos de que con su historial y renombre no había motivo para la duda, tal y como inducían a pensar sus altos niveles de deuda.

Calisto Tanzi, que también era el consejero delegado de la empresa en el momento de su derrumbe, fue encontrado culpable de los delitos de bancarrota fraudulenta y conspiración criminal dentro de la pieza principal de un caso bautizado como el Enron europeo, por sus similitudes con la quiebra del gigante energético estadounidense.

Pese a ello, la sentencia ha sido más benigna con Tanzi, de 72 años de edad, de lo que reclamaba el fiscal, que pedía para él 20 años de cárcel. En cualquier caso, fuentes de la defensa contemplan recurrir la decisión del juez, algo que puede prolongar el proceso durante otros tantos años.

La crisis de Parmalat se descubrió cuando el grupo reveló que una supuesta cuenta que tenía en las islas Caimán con 4.000 millones de euros no existía. El anuncio llevó a los administradores a solicitar el concurso de acreedores, antigua suspensión de pagos, al tiempo que la fiscalía abría una investigación para descubrir un presunto fraude criminal que, al final, ha quedado demostrado.

Pese a las buenas notas que Parmalat lograba de las agencias de calificación, cada vez había más sospechas sobre la situación real de la empresa. La razón, la negativa de sus directivos a rebajar la deuda pese al importante volumen de dinero en efectivo y fondos recurrentes que aseguraba tener en caja.

Parmalat fue reestructurada y volvió a cotizar en la Bolsa de Milán en 2005. Para ello, necesitó una inyección de capital de 2.000 millones de euros que le prestaron los bancos de inversión Morgan Stanley y el desaparecido Merrill Lynch.

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