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ESTA SEMANA
Columna
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Artificios

La Consejería de Hacienda está a la espera de que se ultimen las tasaciones de aquellos edificios públicos de los que se va a desprender la Junta para, más tarde, mantener su uso mediante el alquiler. Es la conocida fórmula de sale and lease back que supone una de las novedades de los próximos Presupuestos, y a través de la que pretende recaudar unos 950 millones de euros.

Inicialmente se verán afectados unos 72 inmuebles, aunque no se descarta que la lista aumente. Se trata de un recurso muy utilizado en el sector privado pero apenas empleado por parte de la Administración pública. De hecho, se puede considerar al Gobierno andaluz como pionero en su aplicación en nuestro país. Estamos, en definitiva, ante una nueva vía de ingresos para responder las instituciones a la crisis económica.

Este esfuerzo innovador en busca de fuentes alternativas de financiación no ha merecido la más mínima consideración por parte del PP, formación que ha tachado la medida como un simple artificio contable, una trampa, vamos, para que cuadren las cuentas restándole así, por tanto, cualquier validez. Sin embargo, tan furibunda crítica se compadece muy poco con la realidad, esto es, con lo que práctican allá donde gobiernan.

Y así, ahí tenemos el caso de la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, quien ha puesto a su partido en un serio compromiso al abrazar esta forma de buscar ingresos extraordinarios con un entusiasmo digno de ser destacado. Acaba de anunciar que vende la sede de la empresa municipal de Aguas, propiedad del Ayuntamiento, a dicha entidad, una operación por la que espera recaudar 12 millones. Poco importa que se endeude la empresa municipal durante los próximos 50 años y que esa decisión tenga una más que segura repercusión en el recibo del agua. Lo significativo es que conseguirá efectivo para pagar a proveedores. Esto es: el dinero se destina a gasto corriente y no a inversión.

Agotado el margen que tiene el Consistorio para incrementar su endeudamiento, ha encontrado el camino ideal para insuflar liquidez, igual que lo está haciendo con los aparcamientos o con la sede de su costosa radio televisión municipal. Pero más grave resulta saber que los gobernantes gaditanos se mantienen fieles a su costumbre de no dar detalles de su plan de inversiones, con lo que resulta, así, prácticamente imposible controlar su grado de cumplimento. No es de extrañar que el Ayuntamiento haya descendido notablemente en el ranking de transparencia. En tan solo un año ha pasado del puesto 66 al 93 de un total de 110. ¿De qué artificios estamos hablando?

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