Dublín debe aprender del caso español
Tras el verano de 2007, todas las quinielas en la City de Londres y en Wall Street incluían a Irlanda y España como los países más afectados por la crisis financiera. Ambos habían tenido déficit sostenido por cuenta corriente, una burbuja inmobiliaria y una alta exposición de su sistema bancario a la misma. Hasta hace unos meses se alababa la determinación del Gobierno irlandés por su plan de austeridad y su banco malo para sanear el sistema bancario. Ahora nadie da un euro por Irlanda y en nuestro caso seguimos en las quinielas, aunque al menos tenemos el beneficio de la duda.
¿Qué le ha sucedido al tigre Celta? Irlanda ha estado gobernado por una casta de liberales talibanes que se creían esa milonga de la mano invisible y los mercados libres. La liberalización les funcionó bien en la mayoría de los casos y gracias a eso han podido multiplicar su renta por habitante por seis desde 1980 pero en su sistema bancario el resultado ha sido desastroso. Irlanda era un paraíso fiscal dentro de la UE y ha sido la sede del sistema bancario en la sombra a este lado del Atlántico. Esto explica que su balance haya alcanzado un tamaño de 10 veces su PIB. La mitad de ese balance es de bancos ingleses, americanos y alemanes por eso Merkel y Cameron han salido prestos a ayudarles, a diferencia del caso griego. Pero, el principal problema está en la otra mitad del balance irlandés que pertenece a bancos domésticos. Para no perder el sentido de la magnitud y para comparar con nuestra querida España, Irlanda tiene 4,5 millones de habitantes, el PIB registra una caída del 10% y lo que le queda, el precio de la vivienda se ha desplomado el 50%, la inversión en vivienda y su sistema bancario explicaban el 25% de su PIB y tienen 400.000 viviendas nuevas sin vender. Por lo tanto, estamos hablando de la mayor burbuja inmobiliaria tras la de Japón.
Las dudas sobre la solvencia de nuestro sistema ofenden a la inteligencia
La crisis bancaria japonesa le costó al contribuyente el 14% de su PIB. Irlanda tan solo en una entidad, el Anglo Irish Bank, ya se ha gastado el 20% del PIB. El problema es que ahora tiene que salvar a sus dos grandes entidades Allied Irish Bank y Bank of Ireland y cada una tiene un tamaño equiparable al PIB irlandés, o sea serían el equivalente en España al Santander y el BBVA. Esas dos entidades irlandesas tienen un 70% de su cartera de crédito en hipotecas y crédito promotor pero además hicieron banca de activos, lo cual multiplica los problemas de solvencia y sobre todo de liquidez.
¿Qué tienen que hacer los irlandeses? Copiar el modelo español. Nuestro deporte nacional es la autoflagelación pero el lector debe saber que los chinos también sueñan con simular nuestro modelo bancario. Franco nos dejó un sistema bancario quebrado e ineficiente cuyo saneamiento le costó al contribuyente el 6% del PIB en la crisis bancaria de 1979. Allí se forjó la leyenda del Banco de España y se diseñó un sistema de intervención bancaria muy eficaz. El sistema se fue mejorando y en 1993 tuvimos que salvar a Banesto, una entidad ahora saneada y eficiente. 30 años después tenemos al Santander y el BBVA, los dos líderes mundiales en banca minorista y en beneficios.
Como decía San Agustín "cuando me analizo me deprimo, pero cuando me comparo me ensalzo" Si sumas a La Caixa, una de las entidades con mayores ratios de solvencia y menor morosidad del mundo, suman el 50% de nuestro sistema bancario. Por lo tanto, las dudas sobre la solvencia de nuestro sistema no solo son infundadas sino que son una ofensa a la inteligencia. Aun así, el Gobierno y el Banco de España decidieron estresar a todo nuestro sistema en julio. El resultado es que el 75% pasará la peor crisis financiera desde la Gran Depresión sin ayudas públicas algo que no pueden decir los alemanes, estadounidenses o británicos. El otro 25% del sistema tiene capitalización débil y ha tenido que apelar a ayudas públicas que han ascendido a 1% de nuestro PIB, versus el 8% del Reino Unido o el 3% de Alemania.
No obstante, el Banco de España hace bien en acelerar los procesos de fusión y saneamiento de las entidades que han apelado al FROB y en exigir transparencia en las carteras inmobiliarias de todas las entidades, principal temor de los inversores. Los mercados siempre acaban cotizando los fundamentales y algún día el estigma pasará. Mientras tanto, como la mujer del Cesar, además de serlo, debemos parecerlo.
José Carlos Díez. Economista jefe de Intermoney y profesor de la Universidad de Alcalá.
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