_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Votar y volar

Carlos Boyero

Leo Ferré, aquel poeta, músico y cantante irreemplazable que echaba fuego, vértigo, sarcasmo y lirismo herido por su desesperada boca, se atrevió a algo tan provocador y querellable en la portada de uno de sus discos como fotografiarse al lado de una pintada callejera que decía: "Vota, gilipollas". Imagino que esa diatriba la había escrito alguna mano anónima durante esa revolución tan rara de mayo del 68 que no causó ningún muerto. Por supuesto, el autor de la pintada y el propio Ferré habían tenido la suerte durante toda su existencia de vivir en una democracia, de poder votar aunque fuera maldiciendo a la clase política.

Pienso en eso tan decisivo, natural, o intrascendente de votar imaginando qué decidiría la voluntad popular entre esos 250.000 viajeros a los que se les impide volar, la gente que les esperaba, los currantes que iban a ver un poquito de luz en su ruina con el dinero que se iban a gastar los viajeros, porque todos los controladores se han puesto repentinamente malitos, si sus papeletas en una urna pudieran decidir la medicina que hay que aplicarles a esos mimados enfermitos, ajusticiables chantajistas o legalizados delincuentes para que recobren a toda hostia la salud. El voto adquiriría sentido pleno en cuestiones tan importantes como esta, no en cositas tan frívolas como la conveniencia de que el timón de la patria lo dirija Zapatero o Rajoy.

Practicando con militante obstinación el abstencionismo, escucho admirado y conmovido lo que hizo un lúcido, mordaz e incomparable guionista, también un ser humano maravillosamente anormal, dos días antes de morir, conociendo su destino, exhausto, agónico. Pidió que se presentara un notario en casa para que certificara su voto en las elecciones que se celebraban ese día. Votó en blanco. Y luego, se murió. No concibo mayor responsabilidad cívica, ser tan consecuente hasta el final.

Me encuentro en Barcelona el día de las elecciones con un taxista treintañero. Me pregunta si el viaje es corto ya que falta poco para que cierren las mesas electorales. Me asegura que desde que cumplió los 18 años para él es cuestión de principios votar en todas las elecciones. También me aclara que siempre lo hace en blanco. Voy a replantearme mi abstencionismo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_