Owen Pallett se decide a abandonar el anonimato
El canadiense presenta en España su primer trabajo firmado con su nombre
"Nos recomendaron a Final Fantasy. Yo pensaba que sería un barbudo de 50 años y resultó ser un tipo casi de nuestra edad. Ha hecho un trabajo magnífico con las cuerdas", contaba en este periódico en 2008, Alex Turner, cantante de Arctic Monkeys. Era su forma de explicar como él, un crío de 20 años, había conseguido ese sonido clásico a lo Scott Walter para el disco de The Last Shadow Puppets, su proyecto paralelo.
Esa fue una de las primeras veces que Final Fantasy logró trascendencia comercial. Se descubrió que era el nombre con el que publicaba sus discos el canadiense Owen Pallett, de 31 años, un tapado del pop mundial. Compositor, letrista, cantante y violinista de formación clásica, es autor de los arreglos de cuerda de los tres discos de sus buenos amigos Arcade Fire ("Me siento inmensamente orgulloso de ellos, dice), así como de grabaciones de Beirut, Hidden Cameras o del Yes de Pet Shop Boys. "Trabajar para otros es muy liberador. No sientes la responsabilidad de tomar las decisiones importantes. Eso es también lo que me encanta de hacer bandas sonoras. Si la película es buena, la música va a sonar bien. Si es mala, va a dar igual lo que aportes. En general, es mucho más cómodo hacer lo que otra persona espera de ti, que levantarte solo por la mañana y encontrar una motivación para componer tus canciones", narraba el lunes desde su hotel de Praga.
''Heartland' son diálogos entre un amante y la persona que ama", explica
Se encuentra inmerso en plena gira de su tercer disco, Heartland, publicado en enero y que el día 9 presenta en Madrid y el 10 en Bilbao dentro del ciclo Heineken Music Selector. "Llevo meses de viaje, paso tanto tiempo fuera de casa que cada vez que estoy en un lugar más de un mes me siento en mi hogar. Soy de esos que piensan que saber el camino del aeropuerto a tu piso ya te hace ciudadano de un sitio".
Heartland es la primera de sus grabaciones que ha firmado con su propio nombre. Dejó su seudónimo, sacado del celebérrimo videojuego del mismo nombre, en gran parte por presiones de la empresa fabricante. Un paso atrás. Su segundo disco, He poos clouds, había conseguido notoriedad internacional tras ganar el Polaris 2006, premio anual de la crítica al mejor album canadiense. "No hay ninguna diferencia más allá del nombre. Ni siquiera lo hablamos demasiado. Pero de repente íbamos a un sitio, acudía la mitad de público que la vez anterior y yo no entendía nada. Creo que mucha gente no se ha enterado de lo del cambio de nombre. Y es una pena, porque en mi opinión mi trabajo hoy es mucho mejor y más interesante que hace dos años".
Heartland es exuberante. Un disco de pop lírico, con toques electrónicos en los que la melodía manda. Recuerda a otros amantes de lo mínimo y preciosista como el violinista Andrew Bird o The Postal Service, pero fue grabado con la ayuda de la sinfónica de Praga y eso le da un punto espectacular. Y para rematarlo, es un álbum conceptual. "Son diálogos entre un amante y la persona que ama: El narrador siempre es el mismo, el amado. Lo que quería era hacer un ejercicio escribiendo desde un punto de vista ajeno. Pero, por favor, el concepto es una cosa que tiene que estar tapada tras una cortina. Es solo un disco pop".
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