_
_
_
_
Reportaje:EL GRAN CLÁSICO | Dos gigantes frente a frente

Los ricos bailan solos

La Liga es pesimista sobre el 'bipartidismo' Barça-Madrid, un fenómeno europeo - La Ley Bosman fue el punto de partida y el negocio televisivo hizo el resto - En Inglaterra solo tres equipos han sido campeones desde 1996 y en Francia y Alemania se ha dado un monopolio Lyon-Bayern

"Recuerdo que yo entrené a un Celta [actualmente en la Segunda División] que acabó cuarto y entró en la Liga de Campeones. Aquella temporada el Barça fue quinto". Miguel Ángel Lotina, ahora técnico del Deportivo, es de los pocos que puede decir que, recientemente, dejó atrás a uno de los dos máximos dominadores de la Liga española. ¿O quizá los únicos dominadores? El gran clásico entre el Barça y el Madrid ha traspasado la frontera de la tradición para convertirse en el único juez de un torneo que amalgama dos logotipos: la mejor Liga del mundo, por su colección de figuras, o la mejor versión de la Liga escocesa, dominada desde siempre por el Celtic y el Rangers, sin agua ni pan para los demás.

Del Nido: "Llegará a apagarse el televisor ante un Madrid o Barça contra otro rival"
Quique: "Un Ferrari siempre te sacará distancia. Los motores son los que son"
Mourinho: "No creo que sea una Liga débil, sino que el Madrid y el Barça están muy bien"
Zubizarreta: "Tengo la sensación de que nos cuesta mucho ganar los partidos"
Más información
El cenit del fútbol

La pasión que genera el clásico es solo comparable al pesimismo que golpea al resto de la competición. "Hoy, es imposible que gane la Liga uno que no sea el Madrid o el Barça", asegura el entrenador del Athletic, Joaquín Caparrós. "Puntualmente, puede ocurrir que el más poderoso pierda, pero la ley del más fuerte se impone. Si alguien va con un Ferrari y tú con un Mercedes utilitario, lo normal es que el Ferrari te saque mucha distancia. Los motores son los que son. No podemos cambiar cosas que son tan lógicas como esa. Todos somos conscientes de que la Liga española prepara sorpresas, pero ver otro tipo de Liga me parece que es apuntarse a la utopía", ratifica, a su vez, Quique Flores, el técnico del Atlético.

Sin negar la mayor, Míchel, del Getafe, apunta a que más allá de los presupuestos y de las plantillas tan completas con las que cuentan, el Madrid y el Barça tienen a Cristiano y Messi: "Los dos son un enigma. ¿Cómo pararles?". El presidente del Sevilla, José María del Nido, va más lejos y cree que, fuera de blancos y azulgrana, "llegará el momento en que ante partidos del Barça y el Madrid contra otros rivales se apague el televisor, pues ya se sabrá el resultado".

El pesimismo es absoluto. Ni siquiera la habitual rutina del fútbol, que asegura que es un deporte de 11 contra 11, que todo puede ocurrir, que son 90 minutos y hay que jugarlos, que cosas más raras han pasado..., ha resistido la hegemonía de dos clubes que amplían cada año la diferencia con los restantes hasta el punto de que se apueste sobre si la diferencia con el tercero excederá de los 20 o 30 puntos o si rebasarán la frontera de los 100 en el campeonato.

Sin embargo, frente a lo que se cree en España, el fenómeno es generalizado en el continente europeo. El bipartidismo español no es un asunto genuino, sino que tiene expresiones en otros países y, prácticamente, con los mismos argumentos. En algunos casos, como en Inglaterra, se amplía a un tripartito y en otros, como en Francia, a un monopolio. Poco más o menos, en las principales Ligas europeas se sabe entre qué dos o tres equipos se juega el título, descartándose absolutamente a los demás. Toda una tendencia a la que es difícil escapar.

John Bosman fue un futbolista mediano y, a su pesar, un revolucionario. La Ley Bosman, que en el verano de 1996 liberalizó los fichajes de futbolistas europeos al considerarlos como a cualesquiera otros trabajadores, alteró la competitividad y estableció un capitalismo salvaje, cainita entre los clubes y con los habituales nichos americanos, africanos y, de forma emergente o mediática, asiáticos. La televisión no es ajena a ese movimiento y a Bosman le sigue casi correlativamente la apuesta televisiva por el fútbol.

El mercado del fútbol se anticipó al mercado de la deuda pública de los Estados. Antes de la ley Bosman, ocho equipos habían ganado la Liga en España: Madrid, Barça, Atlético, Athletic, Valencia, Real Sociedad, Sevilla y Betis. Después de Bosman, el número se reduce a cuatro: Barça (seis títulos), Madrid (cinco), Valencia (dos) y Deportivo (uno). La tendencia a seguir es exprimir el catálogo hasta reducirlo al duopolio. El asunto, sin embargo, es estructuralmente europeo. Antes de la ley Bosman, 15 clubes habían ganado la Liga en Francia. Después, solo seis, con un monopolio casi absoluto del Lyon (siete títulos de 14 disputados, todos consecutivos). En Alemania fueron 26 los que se llevaron el título, pero a partir de 1996 solo seis lograron la gloria, con el agravante de que el Bayern conquistó nueve de 14 Ligas.

En Inglaterra, el proceso democrático en el reparto de los títulos también se ha roto de forma abrupta tras la liberalización del mercado pasando de 23 a tres clubes. Manchester United (ocho títulos tras Bosman), Arsenal (tres) y Chelsea (tres) polarizan el éxito en la cuna del fútbol. Italia tampoco es ajena al proceso, pasando de 16 a cinco, aunque, además, el título es cosa de tres: Juventus, Inter y Milan, con poquísimas posibilidades para los demás.

La apertura del mercado y, por tanto, de las limitaciones nacionales o, anteriormente, el derecho de retención que ostentaban los clubes sobre sus futbolistas, así como la Liga de tres puntos, que convierte el empate en un mal mayor y no menor, han alterado las circunstancias. Sin embargo, el anclaje del bipartidismo español, y europeo, tiene más que ver con los ingresos de los clubes, basados en los acuerdos televisivos. El reparto español es especialmente desigual, lo que ha convertido a la Liga en el escaparate de las grandes operaciones mercantiles, tras el frenazo de la Premier.

El mercado multimillonario lo mueve ahora España. La presencia en los últimos años en la Liga de futbolistas como Ronaldo, Rivaldo, Denilson, Anelka, Figo, Zidane, Beckham y Eto'o ha marcado la dirección de un mercado que jamás se ha frenado. La temporada 2000-2001 fue especialmente explosiva, con más de 450 millones de euros gastados en fichajes, sobresaliendo los 60 millones pagados por el Madrid por Figo. Solo el fichaje de Cristiano Ronaldo, nuevamente por el Madrid de Florentino Pérez, superó la barrera del mercado cuando el equipo blanco abonó 94 millones al Manchester United y contribuyó a que los fichajes en España se elevaran a 454,5 millones en 2009. Los bajones en otros cursos se debían más a la falta de figuras, por haber sido contratadas antes, que al frenazo por criterios economicistas. Ese dispendio multimillonario llevó al Süddeutsche Zeitung a titular: "Algo apesta en la Liga de los campeones del mundo y de qué manera".

¿Hay salida? ¿Hay carreteras secundarias? En España nadie lo cree. Los derechos de televisión, en opinión del grupo disidente de clubes, es el principal caballo de batalla. "Con el actual reparto televisivo que proponen el Barça y el Madrid, romper el bipartidismo es imposible", dice el presidente del Athletic, Fernando García Macua. "Si se siguen agrandando las diferencias económicas, se agrandarán las diferencias deportivas", continúa. "La Liga no debe quedar decidida a favor de Madrid o el Barça cuando ni siquiera se ha llegado al ecuador de la competición", afirma Gregorio Manzano, el técnico del Sevilla.

Otros, más prácticos, asumen la cabeza del ratón y optan a la tercera plaza y a la cuarta, que dan acceso a los ingresos económicos de la Champions, renunciando al inalcanzable título de Liga: Valencia, Atlético...

Los modelos de contratos televisivos son distintos. En Inglaterra el acuerdo es global y se reparte en función de los resultados de la Liga anterior y el número de partidos televisados en esa campaña. Es decir, el 50% de los derechos se reparte de forma equitativa entre todos los clubes; el 25%, en función de la clasificación, y el otro 25%, por la clasificación de partidos televisados (pinchazos, porque no hay partidos en abierto). Otra cosa son los magnates o grupos inversores que han alterado el tradicional espíritu social de los clubes ingleses.

Alemania sigue un criterio similar, aunque en el caso del reparto por clasificación evalúa las cuatro últimas temporadas para establecer el ranking de ingresos.

Lo cierto es que, con sistemas distintos, el resultado es muy similar y todo apunta a una devaluación de las Ligas nacionales. El horizonte avista, como posibilidad, una Liga europea, pero el actual formato de la Champions tampoco ha eliminado las diferencias: las goleadas abundan.

La batalla española está centrada en los derechos televisivos sin unanimidad de los afectados por el momento. "No podemos permitir que el Madrid y el Barça cobren 150 millones de euros y los del segundo escalón apenas una tercera parte", dice Fernando Roig, el presidente del Villarreal. Caparrós da un paso más y añade que la diferencia económica no solo es contable, sino que, "además, permite a los grandes debilitar a los rivales. Ahí está el caso del Sevilla, tercer clasificado, que en los últimos años ha visto cómo sus figuras [Ramos, Alves, Keita...] se iban al Madrid y el Barça".

"No creo que sea una Liga débil, sino que el Barça y el Madrid son muy buenos", terció José Mourinho, entrenador de los blancos. "Tengo la sensación de que nos cuesta muchísimo ganar", sostuvo Andoni Zubizarreta, director deportivo de los azulgrana.

El seleccionador, Vicente del Bosque, resume el malestar: "A casi todos nos disgusta que haya esta diferencia entre el Barça y el Madrid y el resto. Nos gustaría que hubiera más competencia. Pero la razón económica ha ido distanciando a los equipos".

El gran clásico aparece hoy con todo su esplendor a sabiendas de que su disputa es muy particular. Nadie le discute la jerarquía. Nadie sueña siquiera con amenazarla. Los demás no bailan. Ni quieren ni pueden.

Este reportaje ha sido elaborado con información de Ramon Besa, Cayetano Ros, Rafael Pineda, Luis Martín y José Marcos.

Messi y Cristiano Ronaldo se saludan antes del Barça-Madrid del curso pasado.
Messi y Cristiano Ronaldo se saludan antes del Barça-Madrid del curso pasado.ENRIC FONTCUBERTA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_