Cambio radical de cultura
Pese a perder la final, Nadal entiende mejor el juego en superficie rápida al restar más adelantado y variar su posición en la pista
Vestido de riguroso negro, Toni Nadal dirige un entrenamiento presidido por los radiadores que rodean la pista. El frío en el O2 Arena es intenso. El momento, único. Al clasificarse para la final de la Copa de Maestros, Rafael Nadal subrayó su condición de tenista con mil caras, capaz ya incluso de avanzar hasta las últimas rondas de los torneos en pista cubierta, donde había ganado antes un título (Madrid) y disputado otras dos finales (París-Bercy y Rotterdam). Pese a la derrota ante el gran Roger Federer, ¿qué explica ese salto cualitativo, más allá de la inercia positiva generada por un año con tres victorias en el Grand Slam?
"En 2010 ha mejorado el saque y el entendimiento del juego en pista rápida", explica con la raqueta en la mano el entrenador del número uno. "Así dicho, parece sencillo, pero es como si Murray mejorara en tierra. Cuesta asimilarlo, tener la decisión de hacerlo", sigue; "la posición en la pista es mejor. No hay más que comparar el partido contra Djokovic en París 2009 con el de aquí. Entonces no le pegó mal, pero estaba atrás y le costaba mantener la pelota en juego. Ahora resta más adelantado. Ahí bloquea la pelota. Si resta más atrás, tiene la sensación de tener más tiempo y control, pero el rival ve la pista más abierta, más grande, porque él está en un rincón".
Ha ganado en decisión, controla más los puntos y se arriesga más
"Rafa es hábil en la dificultad y muy poco cuando va sobrado", explica su entrenador
Nadal ha ganado en decisión. Su voluntad de controlar el punto es firme. Se arriesga más. Tira antes. No se conforma. Es un cambio radical de cultura. Dentro de cinco días empezará la pretemporada en la que pretende atacar su gran objetivo: conquistar el Abierto de Australia y ganar así los cuatro torneos grandes seguidos, el Grand Slam, lo que nadie ha conseguido desde que el australiano Rod Laver lo lograse en 1969.
El mallorquín, sin embargo, no se conformará con repasar lo sabido. Alumno aplicado, afronta la preparación en Manacor con muchos deberes.
"En el segundo saque debería aumentar la velocidad", explica Toni. "En el revés, lo mismo. Es bastante bueno, pero a veces pierde el hilo. También debe mentalizarse para restar delante e intentar incorporar la dejada a su juego. En ese sentido, Rafael tiene una habilidad rara. Cuando está en una gran dificultad, tiene habilidad. Cuando está sobrado, poca", añade; "en realidad, eso refleja que su mentalidad es que prefiere pegar cinco golpes, sabiendo que así gana el punto, a arriesgarse y lograrlo en tres. Cada temporada, desde que tiene 10 años, hablamos de lo mismo, de mejorar. El deporte, al fin y al cabo, es una cosa de niños y por eso hacemos lo mismo desde que tiene siete, ocho o 12 años: intentar mejorar lo que no hace bien".
Los Nadal ya vuelan a Mallorca. Se marcha el número uno. Le acompañan Toni; Rafael Maymo, su fisioterapeuta, y Marc López, su sparring y amigo. En casa está el maestro Joan Forcades, que afinará su preparación física. Juntos repasarán un año para el recuerdo. "Solo hubo un momento feo", recuerda Toni; "cuando se retiró en los cuartos de final del Abierto de Australia. Fue un momento malo porque seguía con la misma tónica: buen juego, pero con desconfianza, lo que le llevaba a fallos en momentos decisivos. Después de eso hubo dudas, como es normal". "Luego", agrega, "hubo dos momentos clave. Ganar a Verdasco en la final de Montecarlo porque llevaba meses sin ganar un torneo y a Soderling en la final de París. Para entonces había cogido confianza, pero le faltaba un grande. Al conseguirlo, ya aseguró la temporada". El resto ya es sabido: un curso para la historia pese a quedarse en el último peldaño del torneo de los maestros.
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