Francisco Fernández del Riego, intelectual galleguista
Activo desde la República, presidió la Real Academia Galega
La cicatriz de la Guerra Civil marcó la historia del galleguismo republicano a lo largo del siglo XX. El parteaguas de 1936 no solo desarticuló su incipiente organización política, el Partido Galeguista, sino que dividió el movimiento entre interior y exterior. Fue Francisco Fernández del Riego, el intelectual fallecido el viernes a los 97 años, el encargado de comenzar a reconstruir los puentes y suturar heridas desde la clandestinidad. En 1946 inicia su relación epistolar con el pintor Luis Seoane, exiliado en Buenos Aires y airado izquierdista. Será el primer contacto establecido desde el país con el éxodo republicano.
Pero Fernández del Riego no solo dedicó su vida a la reorganización de la cultura gallega en circunstancias de oprobio político. Perteneciente a la brillante generación de galleguistas que se hicieron adultos en plena Segunda República, había nacido en Vilanova de Lourenzá, en A Mariña lucense, en enero de 1913. Vivió en primera persona todos los hitos del movimiento nacionalista y lo hizo al principio en política -militó en las Mocidades Galeguistas y en la Federación Universitaria Escolar mientras estudiaba Derecho en Santiago- y más tarde, superviviente a la masacre franquista, en lo cultural. "Es la piedra angular del nacionalismo cultural y político del siglo XX, no se me ocurre otra", declaró el presidente de la Real Academia Galega, el escritor Xosé Luís Méndez Ferrín, tras conocer la muerte del que fue su antecesor al frente de la institución.
Recompuso puentes con el exilio republicano durante el franquismo
Participó en la fundación de la Editorial Galaxia y de la revista 'Grial'
Del Riego participó en la fundación de la Editorial Galaxia, que en 1950 abre canales de expresión para un segundo resurgimiento de la literatura gallega. Y aunque la renuncia de sus promotores al activismo político volvió a dividir al antifranquismo galleguista de la época, Fernández del Riego nunca rompió los lazos. Sensibilidad notoriamente progresista, los jóvenes nacionalistas organizados a partir de los sesenta en partidos marxistas o inequívocamente de izquierdas respetaron a Don Paco. En las páginas de Grial, la revista que ayudó a fundar en 1963, codirigió junto a Ramón Piñeiro y que hoy continúa publicándose, dejó espacio para los literatos y pensadores que comenzaban a revolucionar las letras bajo la dictadura.
También de esas décadas, en la que ejerce de corresponsal de Galicia Emigrante y publica, a cara descubierta o bajo el ya célebre seudónimo de Salvador Lorenzana, en toda cuanta publicación editan los gallegos a uno y otro lado del océano, data su ingreso en la Real Academia Galega.
"Entonces dirigió una operación para revitalizarla, cosa que consiguió", relata Méndez Ferrín, antes de hacer memoria de la llegada de Del Riego a la presidencia de la institución, ya en 1997 y hasta 2001: "Acabó con una cierta apatía en la Academia; yo, como presidente, querría ser continuador de Del Riego". Sus estudios sobre la literatura del país fueron referenciales durante años. La Escolma de poesía galega que publicó en 1957 recuperó para los lectores de Galicia la obra poética de los escritores exiliados y redactó una citada Historia. En 1991 y en 2004 dio a la imprenta volúmenes de memorias -O río do tempo y Camiño andado- y recopiló en numerosas ocasiones sus intervenciones en la prensa, en la que fue, de largo, el intelectual más activo de su generación.
En los últimos tiempos dirigió la biblioteca de la Fundación Penzol, situada en Vigo y que solo abandonó en enero de este año, y recibió la Medalla Castelao de la Xunta. Le dolía que el cansancio de su vista no le permitía ya leer. Murió a media tarde del viernes en su domicilio de Vigo.
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