El 'circo' Ferrari vuelve a Valencia

Una señora camina junto a otra por la plaza del Ayuntamiento de Valencia. Tienen en torno a 70 años y se cogen del brazo para resguardarse del primer frío de la tarde. La primera le dice a la segunda: "A mí gusta mucho, me gusta mucho. Si no me dejan verla ¡es que me pongo...!". La otra, en voz baja, responde: "Yo es que no puedo, que me pongo muy nerviosa en las salidas...". Vuelve la primera: "¡Ah!, pues a mí lo de la fórmula me gusta mucho, mucho; yo la veo siempre".

Las señoras hablan de fórmula 1, de la salida de las carreras y de los coches que la marca italiana Ferrari instaló ayer en medio de la plaza del Ayuntamiento de Valencia, donde estarán hoy también. Se trata del reclamo que ha empleado la fábrica del bólido rojo para que todo el que quiera (y pueda) acuda este fin de semana al circuito de Cheste, donde celebrarán la fiesta fin de temporada por segundo año consecutivo. La entrada al público en general cuesta 21 euros por un día y 30 por los dos.

Poca afluencia de gente a la previa de la fiesta de Ferrari del fin de semana

Ayer por la mañana, Ferrari ya calentaba motores en la exhibición que ofreció al final del paseo de la Alameda, cerca de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Varias decenas de personas presenciaron la potencia del XX599, un proyectil rojo de 850 caballos que el público podrá volver a ver este fin de semana en Cheste. Los probadores de la marca italiana condujeron también uno de los coches que usó el piloto de fórmula 1 Felipe Massa en el campeonato mundial de 2008, el F60.

"No ha venido mucha gente, la que ves aquí, pero distribuida por toda la avenida", calculó un trabajador del circuito que custodiaba los coches en la Alameda. Lo cierto es que un cuarto de hora después de parar los motores, a las 13.15, no habría más de una cincuentena de curiosos echando fotos: fotos de cuerpo entero, horizontales; fotos de las llantas, "qué animalá, ¿has visto? qué animalá"; fotos con el móvil: la novia sobre el capó y, mientras, que sonría; fotos hasta de un perro de presa junto al Ferrari, con la boca abierta.

El vehículo más observado fue, sin duda, el último que ha ocupado Fernando Alonso esta temporada, el que usó en la prueba de Abu Dabi hace dos fines de semana, cuando se jugaba el campeonato mundial. Alonso acabó séptimo y perdió el laurel.

Tras el empacho de la mañana, Ferrari llevó los coches a la plaza del Ayuntamiento. Un mecánico de la fábrica de Maranello contestaba a las preguntas de los que se acercaban: "Sí, sí, muy potente", explicaba en un español aceptable. "Este fin de semana gran fiesta en circuito Tormo, sí". ¿Ese es el coche de Alonso? "No, no, ese es el de Massa de 2008". Los curiosos ganaban en confianza y se aproximaban a los coches hasta que abrieron las puertas de uno. Una cuadrilla de quinceañeros largaba gritos a un par de aficionados del Bursaspor, que jugaba anoche contra el Valencia CF. Uno de ellos, gorra y cadena al cuello, aseguraba su éxito con el Ferrari: "Que yo lo saco de ahí, ¿que no? que te lo digo que lo saco". Un par de trabajadores pasó de largo. Uno comentó: "Menudo gasto, en casa no hay ni para comer y estos compran una estantería de caoba".