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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Marie Osborne Yeats, niña prodigio del cine mudo

"Impuse la tendencia que después seguirían casi todos los niños prodigio en el cine". Esa fue la descripción que hizo de su carrera la estrella infantil de las películas mudas Marie Osborne Yeats, Baby Marie Osborne, pocos años antes de fallecer, el 11 de noviembre, en su casa de San Clemente (California), a los 99 años.

No le faltaba razón. Rodó su primera película como protagonista con apenas tres años. A los ocho, su carrera empezó a declinar, a pesar de haber participado en decenas de filmes en la californiana Long Beach (antes de los años veinte, Hollywood no existía tal como la conocemos ahora). Cuando se hizo adolescente, desapareció y ya nunca volvió a los oropeles de la fama. Fue la primera de muchas historias fallidas de niños prodigio del cine.

En el plató había carteles que prohibían "tocarla o subirla en brazos"

Nació el 5 de noviembre de 1911 en Denver, Colorado. Sus padres adoptivos se dedicaban al mundo del espectáculo, según el New York Times. Como no tenían dinero para pagar a una niñera, se llevaban a la niña al trabajo. Allí, en los estudios de la Balboa, le echó el ojo el actor y director Henry King, que buscaba a un niñito rubio para su película. Al ver su melenita corta y su carita de ángel, no quiso buscar más. Baby Marie Osborne debutó en The maid of the wild. Tenía tres años. La pequeña atesoraba talento natural para la pantalla. Según varios expertos en aquellos años del cine, citados por la prensa norteamericana, nunca sobreactuaba ni resultaba almibarada, a pesar de ser espectacularmente dulce y encantadora. Los estudios Balboa se tomaron en serio la tarea de cuidarla, y cuando rodaba, carteles expuestos por todo el estudio prohibían "tocarla o subirla en brazos" y "hablar con palabrotas" delante de ella. "Adórenla de lejos".

Henry King ideó a su medida una película, Little Mary Sunshine, donde interpretaba a una pequeña huérfana que en 1916 la lanzó a la fama de tal forma que en esos años las niñas, también en Europa, pedían en la carta a Santa Claus una muñeca de Baby Marie, y las menos pudientes se conformaban con la versión recortable y sus vestiditos.

La Balboa rodó decenas de películas con Baby Marie como protagonista. En la ficción fue hija de unos trepas, de un millonario, de un diplomático, y hasta una Cupido. Conseguía llorar con lágrimas de verdad. En 1919, después de filmar Miss Gingersnap, su estrella declinó.

Sus padres se divorciaron y de la fortuna que ella había ganado no quedó nada. "Cobraba 300 dólares a la semana, cuando un americano medio ganaba 1.000 al año, ¿cómo pudo ser posible?", describió ella, ya anciana. Nunca guardó rencor a sus padres adoptivos. Se casó en 1932, tuvo a su única hija, se divorció en 1936 y en 1945 se casó de nuevo.

En los años treinta y cuarenta volvió -ahora sí- a Hollywood, arropada de nuevo por Henry King. Hizo de doble de actrices parecidas a ella, como Ginger Rogers. En 1952 entró como aprendiza en una empresa de vestuario. Llego a diseñar y elaborar la ropa, ya como supervisora de vestuario, para Espartaco, Cleopatra, Tal como éramos o El padrino II. Se jubiló en 1976. "Para ser franca", confesó cuando ya tenía cinco nietos y era viuda desde 1975, "siempre disfruté mucho más cosiendo que actuando".

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